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La situación del rey emérito Juan Carlos I vuelve a generar inquietud en la Corona española. En medio de crecientes problemas de salud, especialmente de movilidad, el exmonarca estaría cada vez más cerca de tomar una decisión clave: dejar atrás Abu Dabi y establecerse definitivamente en Portugal, más cerca de España y de los suyos.

Aunque sigue contando con todos los privilegios en su actual residencia en los Emiratos Árabes, la soledad y la distancia pesan cada vez más.

En las últimas semanas, su delicado estado físico ha despertado la preocupación de su entorno, que ve con buenos ojos un traslado a Cascais, una zona con fuertes vínculos históricos con la familia Borbón.

"Juan Carlos quiere estar más cerca de casa", revelan fuentes cercanas al exjefe de Estado. Además, esta mudanza permitiría a su entorno reaccionar con rapidez en caso de que su salud se agrave: "Felipe VI tiene claro que su padre morirá en España, pero solo será trasladado cuando los médicos vean que ya no hay nada que hacer", aseguran.

A pesar del distanciamiento entre padre e hijo, y del rechazo del actual monarca a que el emérito regrese a vivir de forma permanente en territorio español, hay una operación en marcha que podría acercarlo discretamente. La llamada "Operación Cascais", coordinada por personas influyentes tanto en España como en Portugal, ya estaría en fase avanzada.

Fuente: EFELavandeira

Juan Carlos I planea vivir en Cascais para estar más cerca de España

El pasado fin de semana, tras participar una vez más en las regatas de Sanxenxo, Juan Carlos I viajó a Portugal en lugar de regresar directamente a Abu Dabi, como estaba previsto. Allí se instaló temporalmente en Cascais, una localidad lusa que podría convertirse pronto en su nuevo hogar. De hecho, según el portal Elcierredigital, varias personalidades portuguesas ya trabajan en este traslado discreto.

Entre los implicados figuran el empresario João Manuel Brito e Cunha, la socialité Lili Caneças y miembros de la élite local. Incluso el Ayuntamiento de Cascais está dispuesto a colaborar en la mudanza. "Recibiríamos con los brazos abiertos al rey Juan Carlos", declaró el alcalde Carlos Carreiras, quien reconoció el aprecio que se le tiene en la región.

Portugal no solo representa una ubicación estratégica -a poco más de una hora en avión desde Madrid y cerca de Galicia-, sino también un territorio con gran carga emocional para los Borbón. Allí pasó parte de su juventud el ahora emérito, cuando su familia estuvo exiliada antes del retorno a España.

La Casa Real española considera Cascais como una solución intermedia

Desde Zarzuela, la estrategia es clara: mantener al emérito fuera de España para evitar tensiones institucionales y fiscales, pero sin negarle por completo la cercanía.

"La Unión Europea, incluida España, sigue siendo un riesgo para su patrimonio", deslizan fuentes cercanas a Juan Carlos, en referencia a sus problemas con la Hacienda española. Evitar que pase demasiado tiempo en suelo español es también una medida preventiva para proteger su régimen fiscal.

Sin embargo, las estancias cada vez más frecuentes en Suiza, España y ahora Portugaldificultan sostener su estatus en los Emiratos. La "Operación Cascais" aparece entonces como una alternativa intermedia, que satisface las necesidades del emérito sin alterar demasiado el equilibrio institucional que Felipe VI intenta preservar.

Para la Corona española, el principal objetivo es que todo se maneje con la mayor discreción posible. Pero la salud del emérito se deteriora y las decisiones ya no pueden postergarse por mucho más tiempo. "Juan Carlos quiere estar más cerca de su gente, aunque sabe que el regreso definitivo a España es una línea roja para su hijo", explican.

Un palacete para el emérito y su seguridad

Según medios portugueses, ya se habría identificado un palacete en la zona de Estoril-Cascais para que el rey emérito y su equipo de seguridad puedan instalarse con comodidad. Las autoridades locales estarían facilitando todo el proceso. Juan Carlos I ha acumulado numerosas amistades en el país vecino, donde también habría trasladado parte de su fortuna, afirman algunas fuentes.

Este movimiento tiene, además, una carga simbólica: Estoril fue uno de los refugios de la familia Borbón durante el exilio franquista. Cerrar el ciclo en ese mismo entorno parece una forma de reconciliación personal para el rey emérito, cuya imagen pública ha estado marcada por controversias, pero también por momentos claves en la historia reciente de España.

Mientras tanto, la tensión entre padre e hijo sigue latente. Felipe VI mantiene una relación institucional con su progenitor, sin señales de apertura hacia una convivencia más cercana. Pero los tiempos cambian, y las necesidades también. Juan Carlos I parece tenerlo claro: el final no debe sorprenderlo tan lejos de su tierra. Aunque sea desde el otro lado de la frontera.

Juan Carlos I planea instalarse cerca de España y reaviva el conflicto que Letizia siempre quiso evitar

La posible instalación definitiva del rey emérito Juan Carlos I en Portugal, a pocos kilómetros de la frontera española, ha despertado una fuerte inquietud en Zarzuela.

Aunque para muchos esta decisión representa un acercamiento natural en su etapa final de vida, en la interna de la familia real esta movida tiene otra lectura: el regreso del monarca abdicado es, en realidad, una provocación directa para la reina Letizia.

Las tensiones entre ambos nunca fueron un secreto. Desde el comienzo, Juan Carlos I vio con malos ojos el ingreso de Letizia Ortiz a la familia real. Según diversas fuentes citadas por medios internacionales, el emérito nunca aceptó que su hijo Felipe se casara con una mujer divorciada, sin "sangre azul".

Letizia optó por aislarse del entorno tradicional del rey emérito. Construyó un círculo muy cerrado en torno a su esposo, Felipe VI, y a sus hijas, Leonor y Sofía. Esta decisión dejó en un segundo plano a buena parte de los Borbones, incluido Juan Carlos I. El resultado: una fractura familiar que con los años solo se ha profundizado.

Ahora, la "pesadilla" de Letizia parece materializarse. El emérito no solo quiere estar más cerca de España, sino que cuenta con el apoyo de figuras influyentes en Portugal para hacerlo realidad.