En esta noticia

Al llegar a los 60 años, el cuerpo comienza a mostrar señales de envejecimiento. A medida que los años pasan, es fundamental poner especial atención a 4hábitos "silenciosos" que pueden tener un impacto negativo en nuestra salud. Según expertos en nutrición, la clave está en ajustar nuestra dieta y rutinas diarias para mantenernos activos y saludables durante más tiempo.

La revista Eat This Not That ha consultado a diferentes nutricionistas, quienes coinciden en que algunos de los hábitos más comunes entre las personas mayores son la falta de proteínas, una hidratación inadecuada, comer a deshoras y no consumir suficiente fibra.

1. No ingerir suficiente proteína, el hábito que hay que prestarle atención después de los 60 años

Con el paso de los años, el cuerpo experimenta una pérdida gradual de masa muscular. En este contexto, la proteína se convierte en un nutriente esencial para mantener tanto la fuerza muscular como la salud ósea.

Según Courtney D'Angelo, dietista especializada, "la proteína es una de las mejores formas de apoyar los esfuerzos en la pérdida de peso y prevenir la pérdida de masa muscular". Sin una cantidad adecuada de proteína en la dieta, este proceso de deterioro muscular podría acelerarse.

Es recomendable incluir alimentos ricos en proteínas como:

  • Huevos
  • Salmón
  • Carne de ternera, pollo o pavo (siempre a la plancha para evitar grasas no saludables)

2. No beber suficiente agua

Otro de los hábitos que puede pasar desapercibido es la falta de hidratación. Lisa Young, doctora en dietética y nutrición, señala que "a medida que envejecemos, la sensación de sed disminuye".

Esto hace que las personas mayores sean más propensas a deshidratarse sin darse cuenta. Para contrarrestar este problema, la Clínica Mayo recomienda que los adultos mayores beban entre dos y tres litros de agua al día, lo que equivale a entre ocho y nueve vasos de agua.

3. Comer a deshoras

Este hábito suele ser común en muchas personas mayores, quienes pueden desarrollar una rutina de comer a horas irregulares. Sin embargo, este patrón puede afectar negativamente el ritmo circadiano del cuerpo, dificultando el descanso nocturno y aumentando el riesgo de insomnio.

Además, comer a deshoras se ha asociado con fluctuaciones de azúcar en sangre, lo que podría aumentar la probabilidad de sufrir diabetes, tal como lo advierte Lisa Young.

Evitar comer demasiado tarde y establecer horarios regulares de comida ayuda a mejorar la calidad del sueño y controlar el peso.

4. No ingerir suficiente fibra

La fibra es un componente vital para el buen funcionamiento del sistema digestivo. Kara Landau, nutricionista, recalca la importancia de incluirla en la dieta para nutrir las bacterias beneficiosas que viven en el intestino y mejorar la absorción de nutrientes.

La falta de fibra se asocia con problemas digestivos, inflamación y hasta un estado de ánimo alterado.

Incluir más legumbres, verduras de hoja verde y pan integral en tu dieta puede marcar una gran diferencia. Es un cambio sencillo que ayudará a mejorar tu salud intestinal y tu bienestar general.

Antes de realizar o modificar un plan alimenticio, se recomienda consultar con un especialista.