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Una colección de 133 piezas arqueológicas, que había sido extraídas sin autorización de Honduras en la década de 1980 y exhibidas en el Museo Du Quai Branly de París, ha sido devuelta a su país de origen. Este hallazgo fue llevado a cabo por la investigadora Marie Kolbenstetter, de la Universidad de Leiden.

La repatriación de estos bienes culturales, provenientes de sitios arqueológicos como El Espino, Güegüensi o La Danta, en el centro y sur del país, marca un precedente en la recuperación del patrimonio precolombino de Latinoamérica. Las piezas ahora están al resguardo del Museo de Historia de Honduras.

Hallazgo arqueológico: cómo se logró recuperar las piezas robadas de Honduras

El proceso comenzó cuando Marie Kolbenstetter, investigadora vinculada a la Universidad de Leiden (Países Bajos), reconoció una serie de piezas en exposición permanente en el Museo Du Quai Branly de París como parte de la colección obtenida por Claude Baudez en las excavaciones realizadas entre 1964 y 1965 en territorio hondureño.

La académica advirtió la ausencia de documentación que acreditara su salida legal delpaís centroamericano y notificó al IHAH, lo que permitió iniciar el procedimiento de restitución.

La colección está compuesta por objetos de uso ceremonial y cotidiano, entre ellos vasijas, metates, puntas de flecha, machacadores y figuras antropomorfas, hallados en yacimientos arqueológicos de las regiones centro y sur de Honduras.

En una acción coordinada entre el Gobierno de Francia y la Cancillería hondureña, las piezas fueron oficialmente devueltas, reafirmando el compromiso bilateral con la protección del patrimonio cultural. El canciller Enrique Reina, presente en el acto de recepción, destacó la relevancia del hallazgo y su valor para las comunidades locales.

Patrimonio en casa: el nuevo destino de las piezas arqueológicas latinoamericanas

Tras su regreso a Honduras, las piezas arqueológicas han sido destinadas al Museo de Historia de Honduras, situado en el centro histórico de Tegucigalpa. Su exhibición permanente no solo representa un hito en la diplomacia cultural, sino que también abre una oportunidad única para que la ciudadanía hondureña redescubra parte esencial de su pasado.

La visibilidad de culturas originarias como la lenca y la chorotega, tradicionalmente menos representadas en la narrativa nacional, se verá fortalecida a través de esta colección.

Las autoridades locales esperan que esta restitución impulse nuevas iniciativas educativas, investigaciones académicas y un mayor reconocimiento del patrimonio prehispánico hondureño tanto a nivel nacional como internacional.