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El Gobierno de España ha actualizado en 2025 las cuantías de las pensiones, reafirmando su compromiso con el bienestar de los mayores y las personas con discapacidad. Mientras las pensiones contributivas se han incrementado un 2,8%, las no contributivas lo hicieron en un 9%, priorizando a los sectores más necesitados.
El sistema de pensiones en España contempla dos grandes grupos: las contributivas, que dependen del historial laboral y de cotización del solicitante, y las no contributivas, dirigidas a quienes carecen de ingresos suficientes.
Cada una responde a realidades distintas, aunque comparten el objetivo común de garantizar una cobertura mínima para enfrentar el retiro laboral o una situación de invalidez.
¿Qué caracteriza a una pensión contributiva y cómo se solicita?
Las pensiones contributivas se otorgan a personas que han cotizado durante un tiempo mínimo a la Seguridad Social. Son prestaciones económicas que pueden ser vitalicias o temporales, según el caso, y dependen directamente de las aportaciones realizadas por el trabajador durante su vida laboral.
Entre las más comunes se encuentran las de jubilación, viudedad, incapacidad permanente y orfandad.
Para acceder, se exige haber cotizado al menos 15 años, aunque las condiciones pueden variar según la modalidad elegida. Por ejemplo, en la jubilación ordinaria, es necesario haber trabajado hasta los 66 años y 6 meses, salvo que se cuente con más de 38 años de aportes, en cuyo caso puede solicitarse a los 65. El trámite debe realizarse dentro de los tres meses anteriores o posteriores al cese de la actividad laboral.
¿Qué son las pensiones no contributivas y quién puede acceder a ellas?
Las pensiones no contributivas están dirigidas a personas que, aun sin haber cotizado o con aportes insuficientes, carecen de recursos económicos. Su fin es garantizar un ingreso básico a personas mayores o con discapacidad, dentro de un marco de protección social mínimo.
En 2025, su cuantía anual asciende a 7905,80 euros, repartidos en 14 pagas mensuales.
Para solicitar una pensión no contributiva de jubilación, se requiere tener 65 años o más, residir legalmente en España durante al menos 10 años -dos de ellos consecutivos e inmediatamente anteriores a la solicitud- y no superar el umbral de ingresos establecido. En el caso de la invalidez, el solicitante debe tener entre 18 y 64 años, acreditar una discapacidad del 65% o más y cumplir con los mismos requisitos de residencia.