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Lo que debía ser una demostración de fuerza naval terminó como una escena bochornosa frente a los ojos del líder supremo. El pasado 21 de mayo, en el astillero de Chongjin, Corea del Norte intentó botar su mayor destructor jamás construido: un buque de guerra de 5000 toneladas perteneciente a la clase Choe Hyon.

La maniobra fracasó de forma estrepitosa cuando la nave volcó parcialmente, causando daños estructurales y una vergüenza internacional para el régimen.

La botadura, realizada bajo el método lateral o "side launch", fue un intento por ahorrar costos y acelerar tiempos, pero terminó revelando las limitaciones tecnológicas y de infraestructura del país.

Según imágenes satelitales analizadas por Reuters, el buque quedó atrapado con la proa en el muelle y la popa en el agua, cubierto luego con lonas azules en un intento por contener el daño visual. "Nunca había visto un fallo como este", declaró Mark Cancian, coronel retirado y analista del CSIS.

Este error técnico encendió la furia de Kim Jong-un, que presenció el evento. Para un líder que hace del control absoluto y la imagen invulnerable una parte esencial de su poder, la escena fue una humillación personal y política. Lo que siguió fue una ola de detenciones, purgas internas y renovaciones forzadas dentro de la estructura militar de Corea del Norte.

Un accidente con consecuencias políticas y que podría llevar a la ejecución de militares

Tras el incidente, el régimen norcoreano no perdió tiempo en reaccionar, según confirmaron de la agencia de noticias EFE. Cuatro altos cargos fueron detenidos, entre ellos Ri Hyong Son, subdirector del Departamento de Industria de Municiones del Partido de los Trabajadores.

También fueron arrestados el ingeniero jefe del astillero de Chongjin y varios responsables administrativos implicados en el diseño y la ejecución de la botadura. Según el analista Joseph Bermúdez, "hay una muy buena posibilidad de que sean ejecutados".

En lugar de ocultar el hecho, como suele ocurrir en el hermético sistema de Corea del Norte, esta vez el accidente fue reconocido públicamente. Medios estatales hablaron de un "crimen imperdonable" y publicaron imágenes del destructor dañado. "Pone a todos sobre aviso", explicó Bermúdez, al referirse a la estrategia de mostrar el error como advertencia y no como debilidad.

La reacción fue tan drástica como simbólica. En apenas días, Kim presidió una sesión extraordinaria del Partido de los Trabajadores donde se renovaron seis comandancias militares, y se reemplazaron los jefes de las oficinas de Artillería y Seguridad.

La orden fue clara: reparar el barco antes del próximo pleno partidario en junio y restaurar la "dignidad del Estado".

Tecnología limitada y ambiciones desmedidas: la formula del accidente

Más allá del escándalo político, el accidente expuso las limitaciones estructurales de la industria militar norcoreana. Corea del Norte no cuenta con astilleros preparados para construir buques de gran calado como el de la clase Choe Hyon en tiempo récord y con la fiabilidad necesaria.

Chongjin, donde se construyó esta segunda unidad, no está diseñada para grandes embarcaciones, a diferencia del puerto de Nampo, donde se lanzó con éxito la primera nave del mismo tipo en abril.

Expertos apuntan también a una sobrecarga de armamento como causa del siniestro. Según reveló el coronel retirado surcoreano Yoon Suk-joon, el destructor fue armado con más de 70 sistemas de armas antes siquiera de realizar pruebas de estabilidad.

Esto lo convirtió en una estructura demasiado pesada e inestable para una botadura lateral, una técnica que normalmente se reserva para naves más pequeñas y comerciales.

La presión política jugó un papel determinante. Se estima que Kim ordenó completar el buque en menos de 400 días, un plazo irreal para un proyecto de esa magnitud. "El régimen ha sido demasiado ambicioso", advirtió Yoon.

Esta urgencia responde a la necesidad de mostrar avances visibles y concretos en la carrera armamentista, en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos y Corea del Sur.

El destructor como símbolo propagandístico

El fallido buque no es sólo una nave; es un símbolo dentro de la narrativa de poder de Kim Jong-un. La clase Choe Hyon representa un intento por transformar la marina norcoreana, de una fuerza costera a una flota de aguas profundas con capacidad disuasiva regional.

Según informes, estas embarcaciones podrían portar misiles de crucero y armamento nuclear, lo que las convierte en piezas clave para el equilibrio militar en Asia-Pacífico.

Pero el accidente revela una grieta en esa ambición: sin tecnología, sin experiencia y con escasos recursos, Corea del Norte depende más de la propaganda que de los resultados técnicos.

La rapidez con la que el régimen admitió el fracaso sugiere un intento de Kim por usar el incidente como herramienta disciplinaria. "Es más importante castigar que controlar el relato esta vez", observó Bermúdez.

La reparación del destructor ha sido elevada a "cuestión política", una frase que en el lenguaje del régimen implica prioridad máxima. Se están realizando tareas de drenaje y restauración, aunque expertos dudan que pueda ser reparado en los tiempos estipulados.

¿Hay antecedentes de ejecuciones por errores técnicos o militares?

En el contexto de Corea del Norte, no es ninguna sorpresa que altos mandos militares sean ejecutados -incluso por decapitación u otros métodos brutales- cuando se considera que han cometido errores graves que afectan el prestigio del régimen o la autoridad de Kim Jong-un.

Aunque no siempre se confirma de forma oficial, hay antecedentes documentados por servicios de inteligencia, medios surcoreanos y organizaciones internacionales.

  • Hyon Yong-chol, ministro de Defensa, fue ejecutado en 2015 presuntamente por quedarse dormido durante un evento militar. Fue ejecutado con fuego antiaéreo.

  • Jang Song-thaek, tío político de Kim Jong-un, fue ejecutado en 2013 por "traición". Algunas versiones, nunca confirmadas oficialmente, señalaron que fue devorado por perros, aunque es más probable que fuera fusilado.

  • En 2020, medios de inteligencia surcoreanos informaron que un comandante de un batallón fue ejecutado por romper el protocolo sanitario durante la pandemia de COVID-19.

  • En 2021, hubo reportes de la ejecución de un director de orquesta por motivos políticos vinculados a supuestas quejas internas.

La carrera militar continúa pese al revés

Lejos de frenar su modernización militar, Corea del Norte ha redoblado su apuesta. Durante la Comisión del Partido celebrada días después del incidente, Kim Jong-un aprobó una serie de proyectos en ciencia y defensa, aunque los detalles se mantienen en secreto.

En paralelo, el régimen lanzó nuevas acusaciones contra Estados Unidos, criticando la "Cúpula Dorada" -el proyecto antimisiles estadounidense en el espacio- y advirtiendo sobre una carrera armamentista nuclear y espacial. En palabras del gobierno norcoreano, "la única forma de garantizar la seguridad es mediante la simetría de un poder incomparable".

Además, informes del Comité de Sanciones de la ONU revelaron que Corea del Norte ha estado enviando municiones y misiles a Rusia para su uso en Ucrania. Se estima que Pionyang habría despachado hasta nueve millones de proyectiles, un indicio más de cómo el país combina diplomacia militar y comercio clandestino como forma de supervivencia geopolítica.