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La humanidad se encuentra ante un cruce de caminos marcado por los cambios climáticos. Si bien el empresario Elon Musk encendió las alarmas al advertir sobre una "sequía eléctrica" global que, según él, podría comenzar en 2025 por la creciente demanda energética impulsada por la inteligencia artificial, la comunidad científica pone el foco en un problema aún más profundo: la crisis del agua.
La advertencia de Musk se dio durante el evento tecnológico Bosch Connected World. Allí, el dueño de Tesla, SpaceX y la red social X (ex Twitter) aseguró que el sistema eléctrico global no será capaz de sostener el crecimiento tecnológico en curso.
"La próxima sequía no será de agua", sentenció. Sin embargo, voces expertas en medioambiente sostienen que esa afirmación, aunque preocupante, desvía la atención del verdadero desastre ecológico que ya está en marcha: el colapso climático y el deterioro del acceso al agua potable.
La hidrogeóloga francesa Dominique Darmendrail, reconocida por su trabajo con el gobierno de Francia y la Comisión Europea, advierte: "La situación del agua en el mundo no es tan buena debido a varios riesgos", entre ellos el cambio climático, la migración y el aumento de la urbanización.
Estos factores, según indica, llevan a una escasez que podría desencadenar conflictos sociales, desplazamientos forzados y crisis sanitarias.
La sequía eléctrica: una crisis que impactará al mundo pero, ¿y el agua?
Elon Musk alertó que, a partir de 2025, el mundo no tendrá la capacidad de generar suficiente electricidad para cubrir el crecimiento exponencial de la inteligencia artificial. "La demanda de IA aumenta por un factor de 10 cada seis meses", explicó, señalando cuellos de botella críticos como los transformadores de potencia y reductores de tensión.
Esta visión ha tenido eco en empresas como Google, Microsoft y Amazon, que ya exploran alternativas para garantizar el suministro energético de sus centros de datos. No obstante, muchos científicos consideran que, aunque la escasez eléctrica es un desafío, no se trata del problema más urgente que enfrenta la humanidad.
"Hablar de una sequía eléctrica sin abordar primero la gestión del agua es como intentar cargar un móvil mientras se incendia la casa", graficó un investigador de la Universidad de Ámsterdam consultado por EFE Verde.
Emergencia hídrica para toda la humanidad
Para Darmendrail, el cambio climático es el principal detonante de la crisis del agua. Según explica, por cada grado que aumenta la temperatura global, se incrementa un 7 % la evaporación del agua. "Esto significa menos agua en los suelos, ríos, humedales y acuíferos", señala, citando informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Los pronósticos son preocupantes: en Francia, el verano podría registrar entre 3,5 y 6 grados adicionales; en España, la situación podría ser aún más grave por su localización geográfica. "Las precipitaciones disminuirán, y la capacidad de recarga de las aguas subterráneas también", explica Darmendrail.
Pero el problema no es exclusivo de Europa. En Estados Unidos, el uso del agua es ineficiente en muchas regiones, como California, donde se gasta en piscinas o cultivos que requieren grandes cantidades del recurso, a pesar de las condiciones de sequía.
En Brasil, la deforestación está reduciendo la infiltración y aumentando la erosión, mientras que en Chile se reconoce una falta de conocimiento preciso sobre las reservas hídricas reales.
¿Y si el verdadero apagón no es eléctrico, sino hídrico?
Mientras Elon Musk pronostica una era de escasez eléctrica que podría ralentizar el desarrollo tecnológico, los científicos alertan sobre una amenaza aún más profunda y transversal: la falta de agua.
Ambos desafíos -energético e hídrico- son reales y requieren atención urgente, pero el agua sigue siendo insustituible para la vida. Como resume Darmendrail: "El agua es un bien común, y no podemos dejar su gestión en manos de la improvisación".