

Mantener las superficies impecables es una de las tareas más frecuentes en el hogar, pero no siempre es sencillo cuando se trata de combatir manchas persistentes o acumulaciones de sarro. En los últimos meses, un método sencillo que solo requiere vinagre y sal gruesa ha ganado popularidad en redes sociales, gracias a su capacidad para dejar griferías, utensilios, azulejos y vidrios como nuevos.
La combinación de estos dos elementos, disponibles en la mayoría de los hogares, ofrece una alternativa natural, económica y ecológica frente a los limpiadores comerciales.
Los usuarios que han probado la técnica aseguran que los resultados se notan de inmediato, incluso en superficies que parecían imposibles de recuperar.
Cómo actúa la mezcla de vinagre y sal gruesa
El vinagre blanco contiene ácido acético, un componente con propiedades desinfectantes que ayuda a eliminar bacterias, hongos y malos olores. La sal gruesa, en cambio, cumple una función abrasiva que permite desprender sarro, restos de cal y suciedad incrustada sin dañar la superficie. Al combinarse, ambos ingredientes potencian su acción, logrando una limpieza profunda y visible.
Cuáles son los beneficios de aplicar vinagre con sal gruesa
Entre los principales beneficios destacan su bajo costo, facilidad de aplicación y la ausencia de químicos agresivos que puedan dañar la piel o afectar el medio ambiente.
Asimismo, es una solución eficaz para devolver el brillo a metales como el acero inoxidable, mejorar el aspecto de la cerámica y dejar los vidrios libres de manchas. Su carácter biodegradable lo convierte también en una opción segura para hogares con niños o mascotas.

Cómo aplicar la mezcla de vinagre y sal gruesa de forma correcta
Para poner en práctica este truco, se recomienda cubrir la superficie a limpiar con una capa fina de sal gruesa. Luego, se debe rociar vinagre blanco y dejar actuar unos minutos para que la reacción química comience a disolver la suciedad. Con una esponja suave, se frota la zona realizando movimientos circulares y, finalmente, se enjuaga con agua para retirar los restos. Para un acabado brillante, se aconseja secar con un paño limpio.
Si bien este método es seguro para la mayoría de materiales, no se recomienda su uso en mármol, granito u otras piedras porosas, ya que el ácido del vinagre podría deteriorarlas con el tiempo.











