El Alzheimer es una enfermedadneurodegenerativa que avanza de forma progresiva, afectando la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar tareas cotidianas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de demencia.
Detectarlo de forma temprana es clave para iniciar un tratamiento que retrase su avance. Aunque la mayoría de las personas asocia la enfermedad con olvidos frecuentes, uno de los primeros síntomas que suelen pasar desapercibidos es la dificultad para encontrar las palabras correctas al hablar o escribir. Este signo, conocido como anomia , puede confundirse con un simple despiste o cansancio, pero en realidad puede ser una alerta temprana de deterioro cognitivo.
Especialistas de la Clínica Mayo advierten que estos problemas de lenguaje, especialmente cuando se repiten y afectan la comunicación diaria, pueden ser una señal de que el cerebro está experimentando cambios en las áreas responsables del procesamiento del habla. Prestar atención a este síntoma podría permitir un diagnóstico más rápido.
Dificultades en el lenguaje como señal temprana de Alzheimer
La anomia no se trata solo de olvidar palabras aisladas, sino de pausas frecuentes en medio de una conversación o el uso de términos incorrectos para describir objetos comunes. Esto genera frustración en la persona afectada y puede ser notado por familiares o amigos antes que por el propio paciente.
Según la Alzheimer s Association, la detección temprana de estos cambios lingüísticos, junto con evaluaciones médicas y pruebas cognitivas, es esencial para confirmar el diagnóstico y planificar un abordaje adecuado.
Importancia de acudir a un especialista ante los primeros síntomas
Ignorar estos síntomas puede retrasar el tratamiento y limitar las posibilidades de mantener la calidad de vida durante más tiempo. Un neurólogo o geriatra puede evaluar la situación mediante pruebas específicas para identificar la causa del problema.
La OMS recomienda mantener hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y estimulación mental, para reducir el riesgo o retrasar la aparición de la enfermedad. Reconocer las señales tempranas es el primer paso para actuar a tiempo.