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La Gran Pirámide de Giza, construida hace más de 4500 años, ha intrigado a historiadores y arqueólogos durante siglos. Su tamaño monumental y la precisión con la que fueron colocados los más de 2,3 millones de bloques de piedra han generado innumerables teorías sobre cómo fue erigida.

Hasta ahora, se pensaba que se utilizaban rampas exteriores y gran cantidad de mano de obra humana, incluyendo esclavos, para colocar cada bloque en su lugar.

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Fuente: ShutterstockShutterstock

Recientemente, un estudio publicado en Heritage Science por Simon Andreas Scheuring, profesor de Fisiología y Biofísica en Anestesiología de la Universidad de Weill Cornell Medicine, propone un modelo completamente distinto que desafía estas ideas tradicionales.

Según el especialista, no fue únicamente la fuerza humana la que permitió levantar semejante estructura, sino un sistema de poleas y contrapesos que revolucionó la ingeniería de la época.

La construcción que desafía la física: cómo se erigió la Gran Pirámide de Giza

La nueva teoría explica que las rampas externas tradicionales habrían sido prácticamente imposibles. Para mantener una pendiente manejable del 10% o menos, la rampa debería medir cerca de 1,5 kilómetros, lo que complicaba la logística y el ritmo necesario para colocar un bloque cada minuto, requisito indispensable para completar la pirámide en los 20 años del reinado de Keops.

Scheuring desmonta también la idea de la rampa en espiral. Según su modelo, este sistema ralentizaría la obra debido a que los trabajadores estarían en gran parte inmóviles, lo que hace improbable alcanzar el ritmo de construcción histórico. En cambio, propone que un núcleo central de la pirámide se levantó con sistemas de poleas internos, combinados con rampas periféricas menores.

El secreto de la Antecámara

Una de las aportaciones más innovadoras es la reinterpretación de la Antecámara, situada antes de la Cámara del Rey. Lejos de ser un simple mecanismo de seguridad, Scheuring sugiere que funcionaba como un sistema de polea: un trineo con contrapeso descendía por la Gran Galería y, mediante cuerdas y troncos estratégicamente ubicados, levantaba los bloques de piedra a su posición.

Este sistema incluso permitía multiplicar la fuerza al doblar las cuerdas sobre varios troncos, lo que posibilitaba levantar los bloques más pesados de hasta 60 toneladas.

De esta manera, se combinaba eficiencia con precisión, mostrando un nivel de ingeniería avanzado que hasta hoy no se había reconocido.

De abajo hacia el núcleo central

El estudio propone que la pirámide no se construyó de manera gradual de abajo hacia arriba, sino partiendo de un núcleo central, alimentado por sistemas de poleas, mientras un manto periférico se completaba con rampas menores. Esta metodología habría permitido un ritmo de construcción constante y seguro, optimizando recursos y tiempo.

Según Scheuring, este modelo difiere significativamente de todas las teorías previas, y es probable que se acerque mucho a la forma real en que la Gran Pirámide de Giza fue levantada. Con esta propuesta, se abre una nueva perspectiva sobre la ingeniería y la innovación de los antiguos egipcios, mostrando que la fuerza humana fue solo una parte del complejo proceso de construcción.