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Durante siglos, el origen de Cristóbal Colón fue un enigma que alimentó teorías, disputas académicas y hasta intereses políticos. La versión genovesa dominó los libros de historia y la enseñanza escolar, pero en paralelo surgieron hipótesis que lo ubicaban en Galicia, Cataluña, Portugal o incluso en regiones de Centroeuropa.

Ahora, nuevas pruebas de estudio genético cambiaron el foco y reabrieron el debate. Investigadores de la Universidad de Granada (UGR; de España) extrajeron y compararon ADN de restos atribuidos a Colón y a su hijo Hernando para buscar su raíz biológica.

Los resultados se difundieron en 2024 en un proyecto televisivo y artículos de prensa internacional. Las pistas genéticas apuntan a un origen sefardí de área hispánica mediterránea o Baleares, y no al relato tradicional. Colón pudo ocultar deliberadamente su procedencia en un contexto de persecuciones religiosas.

Qué reveló el estudio de ADN sobre Colón

El equipo confirmó la autenticidad de los restos de Sevilla y comparó marcadores del cromosoma Y y del ADN mitocondrial con bases de referencia. El patrón resultó compatible con origen sefardí en el arco mediterráneo español. Los autores no señalaron una ciudad exacta, pero sí un entorno geográfico y cultural, de acuerdo a lo informado por agencia Reuters.

El énfasis en apellidos, la lengua usada en cartas y rasgos paleográficos respalda el giro. Además, los expertos recordaron que Colón escribía en castellano incluso cuando se dirigía a la Corte portuguesa, lo que coincide con la hipótesis hispánica.

El documental "Colón ADN. Su verdadero origen" (que se puede ver en la web de la RTVE española) acercó datos al público y ubicó el linaje probable en la península ibérica, despertando un interés masivo entre historiadores y descendientes de comunidades sefardíes.

Cómo se obtuvo el ADN y por qué ahora

El proyecto de la UGR lleva dos décadas y enfrentó obstáculos técnicos y religiosos. En 2021 se reabrieron los relicarios con huesos atribuidos a Colón, a su hijo Hernando y a su hermano Diego para aplicar nuevas técnicas de ADN antiguo en laboratorios europeos y americanos.

Las mejoras en secuenciación permitieron recuperar fragmentos útiles y contrastarlos con bases de datos poblacionales. La comparación con poblaciones actuales mostró señales compatibles con linajes sefardíes occidentales.

La Catedral de Sevilla custodia parte de los restos, clave para la identificación, y permitió acceder a muestras que habían permanecido intactas por siglos. El proceso se realizó bajo estrictas medidas de conservación y fue seguido por notarios y autoridades eclesiásticas.

Qué cambia para la historia (y qué falta por publicar)

Si se consolida la evidencia, el origen de Colón viraría hacia un entorno hispánico con raíces judías. Explicaría su escritura en castellano, el silencio sobre su cuna y hasta las redes de apoyo que le facilitaron acceso a la Corte castellana.

Parte de la comunidad científica pide ver los datos completos en revistas revisadas por pares. En 2024 se anunció la presentación y, en paralelo, medios como El País reseñaron debates y aplazamientos de resultados formales, recordando que la historia no se reescribe solo con un documental sino con evidencia revisada y aceptada por la academia.