

El Vaticano se encuentra revolucionado desde hace ya varios días: el papa León asumió al frente de la Iglesia Católica y con su llegada se anunciaron diversos cambios que indicarían el regreso de ciertos componentes de lujo que hacían a la identidad de la Santa Sede antes de la llegada de Francisco.
Recientemente se conoció la noticia de que el papa León XIV residirá diariamente en el Palacio Apostólico, una estructura histórica creada hace cientos de años atrás y que se estima que, además, posee un valor económico de más de 500 millones de euros. Se trata de una decisión distinta a la que había tomado su predecesor Francisco.
Bergoglio había elegido vivir en la Casa Santa Marta, una decisión tomada poco después de su elección en 2013. Esta residencia, ubicada también en la Ciudad del Vaticano, y tiene una estructura símil a un hotel, con habitaciones y oficinas privadas. Sin embargo, es menos ostentosas que el palacio elegido por el nuevo sumo pontífice.

Vuelve lujo al Vaticano: la tradición retomada por el papa León que costará más de 1.000 millones de dólares
Según un reciente informe publicado por el diario La Vanguardia, en donde se revelan cuáles son los edificios más caros del mundo, el Palacio Apostólico del Vaticano tendría un valor aproximado de 551 millones de euros. La cifra fue calculada a través de la multiplicación de la superficie del edificio por el precio promedio del metro cuadrado en la zona.
Esta estimación, además, no tiene en cuenta el valor incalculable de las obras de arte que se encuentran dentro del histórico edificio religioso ni la importancia histórica que este lugar posee. Estos elementos, que en muchos casos son de importancia simbólica, podrían aumentar su cotización.
Lujo en el Vaticano: ¿qué impacto podría tener el regreso al Palacio Apostólico en la Iglesia?
El regreso de León XIV al Palacio Apostólico como residencia oficial genera un gran impacto en la Iglesia Católica en medio de las dudas sobre si el nuevo sumo pontífice va a seguir con el legado de Francisco. Para muchos fieles, esto significaría el regreso a una imagen más tradicional del papado.

Si bien estos elementos tienen un valor litúrgico de importancia en el Vaticano, esto marcaría también el fin de la austeridad que se vio en la última década dentro de la Santa Sede.












