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Desde hace años, un país del Medio Oriente ha emergido como la nación más poderosa de su región, gracias a su ejércitomoderno y bien equipado, capaz de desafiar incluso a las grandes potenciaseuropeas. Su capacidad militar, basada en tecnología de última generación, lo perfila como un actor clave en la geoestrategia regional.

Este país ha apostado por la autosuficiencia tecnológica y el desarrollo de una industria de defensa robusta y autónoma. Esa apuesta ha permitido dotar a sus fuerzas armadas con amenazas aéreas avanzadas, drones de combate efectivos y armamento nacional en constante renovación.

Varios analistas coinciden en que la combinación de un ejército numeroso, constante innovación y espíritu de independencia tecnológica le confiere una superioridad distintiva frente a otros actores en el entorno mediterráneo y levantino.

La potencia militar que asusta a media Europa

El ejército de Turquía ha alcanzado niveles de sofisticación incomparables en la región, especialmente en sistemas autónomos y misiles defensivos. Por ejemplo, se encuentra en desarrollo de un motor turborreactor 100% nacional, el TF35000, para impulsar su propio caza de quinta generación, el KAAN, rival directo del F-35 y destinado a competir con cazas de élite como el Eurofighter Typhoon.

Además, su industria de defensa ha logrado reducir drásticamente su dependencia externa: en 2024 ya cubría cerca del 70 % de sus necesidades con producción local, cifra que ascendería a más de 80 % en 2025, incluyendo el desarrollo de aviones, radares, sistemas de misiles y drones. Su liderazgo global en drones de combate es notable: controla el 65 % del mercado mundial, según un informe del CNAS, con ventas millonarias y alta demanda.

El poderío militar de Turquía

Este ejército no solo es numeroso con un número aproximado de 900.000 efectivos y considerada la segunda fuerza terrestre más grande de la OTAN después de EE. UU. sino también eficientemente modernizado. Su flota de tanques, aviones y drones, que aún está en desarrollo, supera a la de países como Italia o Alemania, conformando una capacidad disuasoria real.

El Dr. Jens Bastian, investigador del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP), sostiene que Turquía, como potencia media, debe incluirse en los cálculos estratégicos de la UE, sus socios de la OTAN y China.

Esta opinión refleja con precisión cómo expertos internacionales perciben el equilibrio entre su magnitud militar, su capacidad tecnológica y su proyección global, tendencias que desafían directamente a potencias históricas europeas.