

En los últimos meses, la región latinoamericana ha sido escenario de un movimiento estratégico que ha despertado interés y especulación a nivel internacional. Brasil, una de las principales potencias regionales, ha dado un paso que podría marcar un antes y un después en el equilibrio militar del continente.
Aunque los detalles oficiales son escasos y las autoridades han optado por mantener un perfil bajo, la sola mención del desarrollo del misil hipersónico MAX 1.2 AC ya genera debate.
Con este avance, Brasil se suma a un selecto grupo de países que trabajan en la modernización de sus sistemas de defensa, en un contexto global donde la velocidad y la tecnología definen la supremacía. Lo que aún no está del todo claro es qué implicancias tendrá este armamento para la seguridad interna, las alianzas internacionales y la percepción de sus vecinos.
¿El país más poderoso de América Latina? Características y capacidades del misil MAX 1.2 AC
El MAX 1.2 AC es un misil guiado por láser de comando semi-automático a la línea de visión (SAL), con un alcance de hasta 3,2 km y una velocidad de 274 m/s. Su cabeza de guerra HEAT no tándem tiene capacidad de penetración superior a 500 mm de blindaje homogéneo laminado (RHAe), lo que lo hace altamente efectivo contra vehículos blindados modernos.

El sistema completo, incluyendo misil, tubo de lanzamiento y unidad de disparo, pesa aproximadamente 52 kg. Además, el MAX 1.2 AC está diseñado para operar en entornos con guerra electrónica, resistiendo interferencias y contramedidas, y manteniendo una alta tasa de aciertos frente a objetivos móviles o estáticos.
Desarrollo y producción nacional del MAX 1.2 AC en Brasil
El proyecto del MAX 1.2 AC comenzó en la década de 1980 con colaboración internacional y fue progresivamente transferido a entidades brasileñas, incluyendo SIATT, Órbita Sistemas Aeroespaciais S.A. y Mectron Engenharia.
En febrero de 2025, durante la exposición IDEX en Abu Dabi, el Ejército Brasileño y SIATT firmaron un contrato para la producción en serie del misil, asegurando su fabricación y despliegue dentro de las Fuerzas Armadas de Brasil. Esta medida fortalece la autonomía tecnológica y la capacidad defensiva del país.

Aplicaciones y futuro del misil brasileño
El MAX 1.2 AC ya está en servicio con el Ejército Brasileño y los Fusileros Navales, y su producción en serie permitirá reforzar la capacidad operativa de las fuerzas militares. Se prevé que el programa continúe desarrollándose para aumentar el alcance del misil, mejorar su penetración más allá de los 1.000 mm y optimizar su efectividad contra blindajes reactivos.
Por otro lado, el nombre del misil rinde homenaje al Sargento Max Wolf Filho, héroe brasileño de la Segunda Guerra Mundial, reflejando el coraje y la determinación que también caracterizan al sistema de armas.











