El sistema de salud en Estados Unidos se prepara para un cambio que podría redefinir la forma en que millones de personas acceden a su atención médica. Los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) están lanzando un programa piloto que exige la autorización previa para ciertos tratamientos y procedimientos. Este modelo, conocido como WISeR (Reducción de Servicios Inapropiados y Derrochadores, por sus siglas en inglés), busca combatir el gasto innecesario, pero ya enfrenta una fuerte oposición por parte de legisladores y médicos que temen por el bienestar de los pacientes.
El principal objetivo de esta iniciativa es reducir los miles de millones de dólares que, según el Gobierno, se gastan cada año en procedimientos cuestionables o "inapropiados". Se espera que, al revisar y aprobar de antemano la necesidad de ciertos tratamientos, se logre una mayor eficiencia y se evite el derroche de recursos.
¿Cómo funcionará la "autorización previa" de Medicare?
La medida se implementará como un programa de prueba que se centrará en procedimientos considerados particularmente caros o que, según las estadísticas, son usados con demasiada frecuencia sin justificación médica. Para lograr sus objetivos, el gobierno planea usar compañías privadas y, en algunos casos, inteligencia artificial para gestionar este proceso de revisión, lo que ha encendido las alarmas de varios críticos.
Aunque la CMS asegura que los servicios de emergencia y las estadías en hospitales no se verán afectados, la lista de tratamientos que requerirán este nuevo paso podría ampliarse en el futuro. Esto significa que, antes de recibir ciertas terapias o dispositivos, los pacientes de Medicare Original (el plan federal tradicional) necesitarán un visto bueno oficial para que los servicios sean cubiertos.
El anuncio del programa WISeR ha provocado una ola de inquietud entre quienes defienden los derechos de los pacientes. Un grupo de legisladores demócratas del Congreso, incluyendo a la representante Alexandria Ocasio-Cortez, emitió una carta pública advirtiendo que dar a compañías con fines de lucro el poder de aprobar o rechazar tratamientos abre la puerta a una "mayor erosión del sistema de Medicare".
De igual manera, la Asociación Médica Estadounidense ha calificado la "autorización previa" como uno de los requisitos administrativos más molestos y perjudiciales que enfrentan los doctores, argumentando que causa retrasos significativos en la atención. Si bien las apelaciones de pacientes suelen ser exitosas, la mayoría de las personas simplemente no apelan, lo que puede resultar en tratamientos no recibidos a tiempo. Los críticos señalan que esta nueva burocracia podría convertirse en un obstáculo peligroso para el acceso a servicios de salud vitales.