El Congreso Nacional tiene que tratar el acuerdo que el Gobierno alcanzó con Repsol por el pago de la expropiación del 51% del capital accionario de YPF.

Por ese acuerdo el Gobierno se compromete a pagarle a Repsol u$s 5.000 millones en bonos, para lo cual se comprometerán títulos por un valor nominal de u$s 6.000 millones, teniendo en cuenta que los bonos en cuestión cotizan por debajo de su valor nominal. La tasa nominal estaría en el orden del 8%.

Para darnos un orden de magnitud de lo que ello implica, si Repsol retuviera los bonos recibiría una renta equivalente a los dividendos que retiraba de YPF.

¿Es caro o barato el acuerdo? Para ello cabría preguntarse cuáles eran los principales activos de YPF al momento de la expropiación. Básicamente YPF tenía (y tiene) tres grupos de activos: a) Las concesiones de exploración y explotación de hidrocarburos, b) Las Refinerías, y c) La red de Estaciones de Servicio.

YPF no es dueña de los recursos o reservas que están en el subsuelo. Los dueños del recurso son las Provincias o el Estado Nacional, según dónde se ubican los reservorios. YPF era sólo dueña de las concesiones. Éstas otorgan derechos y obligaciones a los concesionarios. Otorgan el derecho a gozar de los beneficios de la comercialización de los hidrocarburos extraídos y establecen la obligación de invertir todo lo necesario para explotarlos racionalmente desde el punto de vista técnico, ambiental y económico.

El dueño del recurso puede quitarle la concesión al concesionario que teniendo la posibilidad de desarrollar un área no lo haga.

En el caso de la famosa formación geológica Vaca Muerta, Repsol no quería desarrollarla porque le implicaba invertir recursos en Argentina, lo que no estaba dispuesta a realizar, dada su estrategia de diversificación e internacionalización. Repsol no podía desarrollarla, porque aún queriendo, no tenía el acceso al monto de recursos necesario para hacerlo. Repsol aún queriendo y teniendo los fondos no tiene la tecnología para hacerlo.

El Estado Nacional en coordinación con el dueño del recurso (la Provincia de Neuquén) podrían haberle quitado a Repsol las concesiones que no fuera a desarrollar. Con lo cual NADA debía pagarse por las concesiones no desarrolladas por Repsol. Con la Ley de Hidrocarburos en la mano y sin violar ningún derecho adquirido de la empresa, el país y la provincia recuperaban las áreas para otorgárselas a quienes fueran a desarrollarlas.

¿Cuánto valen las refinerías y las estaciones de servicio? Si nos guiamos por el precio al cual Petrobras y Esso vendieron recientemente activos en Argentina (justamente refinerías y estaciones de servicio) de ninguna manera llegamos a un valor presente neto de u$s 5.000 millones.

¿Se podría haber hecho el proceso rápido? Si se tardaron dos años en cerrar el proceso de expropiación, ese tiempo era más que suficiente para cerrar el proceso administrativo para quitar las concesiones y valuar el resto de los activos.

El camino racional era más barato pero no tenía la épica revolucionaria que el cristinismo le quiere dar a todos sus actos. Los pibes para la liberación, que siguen creyendo que son los más vivos del planeta y que descubrieron la fórmula del dulce de leche, se montaron en falsas consignas ideológicas. Le prometieron al país que le iban a cobrar a Repsol, en lugar de pagarle, porque los españoles habían vaciado la empresa y tenían pasivos ambientales incalculables. Le prometieron al país que la nueva YPF iba a operar sin acuerdos con empresas como Chevron. Ya sabemos como siguió la historia.

Es probable (y ojalá así suceda) que YPF pueda desarrollar los hidrocarburos no convencionales y que el Estado Nacional con los dividendos que reciba como accionista recupere con creces el monto pagado por la expropiación. Pero ese no es el punto, la expropiación decidida por el Congreso Nacional, si se hubiera hecho mejor, le hubiera costado mucho menos a la sociedad.

El propio gobierno terminó encerrándose con su mala praxis. Por razones macroeconómicas necesita cerrar los conflictos abiertos con empresas privadas para ordenar nuestras relaciones con el mundo. La nueva YPF necesita cerrar el capítulo de la expropiación con Repsol como condición necesaria (pero no suficiente) para atraer mas inversores. El gobierno debilitó su capacidad de negociación. ¿Quién pagará el costo de la impericia del cristinismo?