

En la pandemia de COVID, el análisis de aguas residuales se confirmó como una herramienta eficaz para rastrear el avance del coronavirus al punto que en Estados Unidos -que roza el millón de muertos y 80 millones de casos- ahora apuntan a crear un sistema nacional de interpretación de estos datos para contribuir a políticas públicas de salud.
"Estamos tratando de averiguar cómo se pueden tomar esos datos y convertirlos en acciones de salud pública y cómo se pueden incorporar a un sistema de vigilancia", dijo Kelly Wroblewski, director de programas de enfermedades infecciosas en la Asociación de Laboratorios de Salud Pública, a The Wall Street Journal.

"Todavía no ha madurado del todo" ya que esto aún enfrenta varios desafíos tecnológicos, de interpretación de datos y logísticos, pero los esfuerzos se aceleran, ya que al día de hoy, en Estados Unidos la cantidad diaria de contagios por COVID ronda los 25.000 casos y las muertes, 1000.
En Deer Island, en Boston, las lecturas del sistema que cubre a 2,4 millones de personas muestran ahora que las lecturas del virus se estabilizaron tras un pronunciado descenso luego de la subida que impulsó la variante Omicron pero en algunas zonas, los niveles del virus pueden estar aumentando.
En los primeros meses de la pandemia, los investigadores constataron que podían rastrear el coronavirus a través de las alcantarillas y que eso constituía una técnica de bajo costo con la ventaja de la rapidez y amplia cobertura ya que las personas pueden eliminar el virus en sus residuos antes de sentir los síntomas que los impulsen a testearse.
Y según apunta el WSJ, ahora que los estadounidenses se hacen más testeos en casa, los resultados no llegan a ser contabilizados por los funcionarios de salud pública. Los estados norteamericanos también empezaron a cerrar centros de testeos y a reducir los informes de datos diarios, lo que hace que una fuente pasiva de datos como los residuos cloacales sea cada vez más importante.
"Dependemos cada vez más de las aguas residuales a medida que se reducen las pruebas", dijo al WSJ Loren Hopkins, jefe de ciencias ambientales del Departamento de Salud de Houston, que detectó la presencia de Omicron a través de las aguas residuales antes de confirmar un caso en la ciudad.


