Los mercados emergentes aparecen casi todos los días en los diarios en titulares optimistas. Las acciones de Turquía e Indonesia están en sus picos históricos, y las de Corea del Sur han alcanzado sus niveles más altos desde la crisis financiera global. Los mercados de bonos emergentes figuran entre los activos financieros de mejor desempeño este año, lo que incentivó la entrada de dinero a los fondos especializados en esos bonos y permitió que se vieran volúmenes récord en las emisiones de los mercados en desarrollo.
Sin embargo, debajo de la superficie, acecha la cautela. A pesar de los considerables esfuerzos de los entusiastas equipos de venta de bonos y acciones de emergentes, los inversores prueban bocaditos, pero no muerden. Como dice Nick Timberlake, administrador de fondos especializado en emergentes de HSBC: “Se nos ofrece una enorme oportunidad de inversión, pero todos nos hablan de la aversión al riesgo. Todos tienen mucho dinero en sus portfolios .
Las cifras respaldan esto. El Instituto de Finanzas Internacionales, el club de los banqueros, estimó que los flujos de entrada de capital privado a las economías emergentes llegarán a u$s 708.000 millones, en baja en relación a un pronóstico previo de u$s 722.000 millones. El nivel está por encima de los u$s 531.000 millones del año pasado, pero muy por debajo del récord previo a la crisis de u$s 1,27 billones que se vio en 2007.
Aunque gracias al crecimiento económico los emergentes son mejores que nunca como destino de inversiones, los inversores del mundo desarrollado están nerviosos por las condiciones financieras en casa. David Lubin, economista de Citigroup, dijo que, aunque se ve un “fluir constante de dinero hacia los mercados emergentes, es volátil porque el apetito por el riesgo es indivisible globalmente .
Para los optimistas, la cautela implica oportunidades perdidas. Jonathan Garner, estratega de mercados emergentes de Morgan Stanley, señaló que estos países han salido de la crisis más fortalecidos que el mundo desarrollado y han reiniciado su carrera por ponerse a la par de Occidente.
Las acciones de los emergentes, según el índice MSCI de mercados emergentes, pueden estar negociándose a alrededor de 24% por debajo de su pico previo a la crisis, pero están en su pico histórico en relación a los papeles del mundo desarrollado.
Y los bulls (optimistas) insisten en que todavía hay camino por avanzar. Las acciones de los emergentes se negocian a sólo 11,9 veces el pronóstico de ganancias para 2010. Con el Producto Bruto Interno de los mercados emergentes en pleno auge, las ganancias deberían subir más, y lo mismo harán los precios de las acciones. Garner prevé que el índice MSCI, que este año se acható después de un estelar avance de 78% en 2009, está ahora listo para un salto de más de 20% para fin de año.
Los que favorecen el mercado de bonos de emergentes cuentan una historia similar. Antes de la crisis, el rendimiento promedio sobre el índice EMBI+, de JPMorgan, de bonos denominados en dólares, tuvo una baja récord en el spread en relación a los títulos del Tesoro estadounidenses para quedar a sólo 148 puntos básicos. En medio de la turbulencia, estos diferenciales llegaron a 865 pb, en 2008, pero volvieron a caer marcadamente y estaban en 231 pb en abril pasado.
Por la reciente tendencia hacia la seguridad, esos spreads se ampliaron, pero todavía están bajos según los estándares históricos. Si esto que ocurre en los mercados de bonos y acciones de las economías emergentes no es evidencia de un cambio histórico, qué podría serlo, preguntan los optimistas.
Jerome Booth, titular de research de Ashmore Investment Management, opina que los rendimientos pueden caer y los precios subir a medida que los inversores ganen confianza en la estabilidad posterior a la crisis. “Podríamos fácilmente ver estrecharse los spreads a 100 puntos básicos en un período de entre 18 y 24 meses, agregó Booth. Además, países individuales que, debido a sus riesgos específicos, hasta ahora se han perdido la revaluación en los precios posterior a la crisis, con es el caso de Venezuela, podrían ofrecer ganancias potencialmente mucho mayores.
Por otra parte, más allá de los instrumentos denominados en dólar, existe un universo mucho más grande, pero menos familiar, de bonos en moneda local que representa aproximadamente 85% del total de la emisión de bonos de emergentes, que suma u$s 9 billones. Tradicionalmente, los inversores más cautos han evitado estos títulos en divisa local porque involucran riesgos mayores y, a menudo, la liquidez es más reducida.
Sin embargo, la presión de los rendimientos sobre las emisiones en dólar empujan cada vez más a los inversores a incursionar en las denominadas en monedas locales. El mes pasado, Van Eck Global, la firma administradora de fondos con sede en Nueva York, lanzó un fondo que replica índices bursátiles concentrado en mercados emergentes, pero en moneda local, que es el primero de su tipo en EE.UU.
Para los prudentes y los que son directamente pesimistas, los bulls van demasiado lejos, y demasiado rápido. En general no ponen en duda que el mundo emergente realmente esté emergiendo, con China a la cabeza. Pero prevén peligros. Primero, está el riesgo de sufrir choques en la ruta hacia el futuro, como el peligro que presenta actualmente la burbuja inmobiliaria china. Además, las presiones inflacionarias en varios países, incluyendo la India, implican que el crecimiento económico podría desacelerarse.
Por otra parte, los cautelosos sostienen que por lo menos algunos de los avances en los activos financieros de mercados emergentes se deben al auge de liquidez que se creó desde 2008 por las medidas tomadas por los gobiernos desarrollados para evitar una depresión. Una vez que las autoridades comiencen a revertir esas medidas, la oferta de fondos se achicará.
Geoff Blanning, titular del área de deuda de emergentes en Schroders, el grupo británico de gestión de activos, le dijo el mes pasado al Financial Times que “los inversores deberían preocuparse .
Michael Roche, jefe de estrategas de MF Global, la firma estadounidense que opera en derivados globales, está menos inquieto, aunque dice que la creciente preocupación por el impulso económico mundial se está debilitando en el segundo semestre de 2010, y eso debería hacer pensar dos veces a los inversores. Pero las buenas noticias están en el mercado mismo. Las acciones de mercados emergentes “tienen buenos precios , tras su avance récord de 78% el año pasado.
Pero se diga lo que se diga sobre los niveles de precios, la gama de inversores interesados en comprar activos de emergentes continúa creciendo. Incluso instituciones conservadoras como los fondos jubilatorios de EE.UU. y Europa planean incrementar de manera sostenida su exposición.
Y Booth señaló que todavía queda mucho camino por recorrer. Los fondos de pensiones estadounidenses, por ejemplo, tienen sólo entre 5 y 7% de sus activos en bonos y acciones de emergentes, aunque estos mercados representan casi la mitad del PBI global. Sin embargo, los gerentes de fondos no quieren avanzar muy por delante de sus pares. Según Booth, “los inversores saben que hay una mentalidad de manada, pero ellos tienen que estar en la manada .