A partir de los escándalos financieros ocurridos en Estados Unidos, que tuvieron fuerte impacto en la comunidad internacional de negocios, y a la posterior sanción de la ley Sarbanes-Oxley, con sus consecuentes implicancias, KPMG recientemente decidió dejar de brindar los servicios de asistencia legal que prestaba en distintos países.

En dichos países esta práctica otorgaba representación legal de abogados a clientes particulares. En la Argentina, la práctica de servicios legales no se ha realizado bajo esta modalidad, sino que la tarea consiste en el asesoramiento sobre aspectos societarios y contractuales y en el soporte técnico en materia legal a otras áreas y prácticas de la firma, tales como auditoría, impuestos, prevención y detección de fraudes y fusiones y adquisiciones.

Esta decisión no resulta extraña a lo ya acontecido en el pasado donde, como parte de la estrategia global de negocios, se separaron áreas de acuerdo con lo que el mercado o los reguladores permitían.

En 1999, por ejemplo, se separó la práctica de integración de sistemas de información, a partir de distintos conflictos que comenzaban a evidenciarse entre aquellos y la auditoría de estados contables.

KPMG continuará siendo una firma multidisciplinaria de servicios profesionales enfocados en las áreas de auditoría, impuestos y asesoría, así como en la tercerización de procesos administrativo-contables y de gestión de recursos humanos. Entre ellos, los servicios de prevención y detección de fraudes, los relacionados con asesoramiento financiero (valuaciones de negocios, estructuración de fideicomisos y fusiones y adquisiciones), los de tercerizaciones de servicios y los de seguridad informática son considerados como los de mayor potencial de crecimiento.

En un mercado complejo, la fortaleza de KPMG ha sido identificar los nuevos requerimientos y generar productos que respondan con eficiencia y calidad a las necesidades de nuestros clientes.