En un momento del lunes, las cosas estaban tan mal para el índice brasileño Bovespa que los inversores de todo el país empezaron a abrir páginas de eventos en Facebook para marcar el momento en que se suspendieran las negociaciones. Finalmente, la Bolsa quedó a un paso de este sistema por el cual se suspenden las operaciones si el mercado cae 10%. Las acciones llegaron a derrumbarse hasta 9,75% a media tarde.

En las páginas en Facebook, junto a imágenes del logo del Bovespa sobre una lápida, los usuarios pusieron comentarios como no llore, emborráchese. La mayor economía latinoamericana tuvo el dudoso honor de ser la que más perdió entre las bolsas de los grandes mercados emergentes durante la oleada global de venta de acciones del lunes pasado.

Pese a que el país tiene una posición económica relativamente sólida y cuenta con reservas en divisa que están entre las más altas del mundo, los inversores no dudaron en desprenderse de los papeles brasileños y de otros activos riesgosos.

Los analistas opinaron que Brasil está pagando el precio de tener uno de los mercados más líquidos entre las economías emergentes. También mencionaron el dominio de las compañías de commodities en sus principales índices accionarios. Petrobras, la petrolera estatal y Vale, la mayor exportadora global de mineral de hierro, son consideradas dependientes del crecimiento del mundo.

Brasil tiende a sufrir en los días en que la gente ajusta sus expectativas para una recesión en EE.UU., o para una desaceleración más grave en el crecimiento global, dijo Bret Rosen, estratega de crédito senior para Latinoamérica de Standard Chartered, en Nueva York.

El Bovespa ha perdido alrededor de 30% de su valor este año en términos de la moneda local, esto equivale a lo sufrido por Grecia incluyendo 17% en los últimos 30 días.

El lunes, el índice Bovespa cerró 8,08% abajo, mientras el real declinó 1,92% para quedar u$s 1,6110 reales por dólar, registrando la mayor caída en el día en 15 meses. Ayer el mercado se recuperó en línea con la mayoría de las plazas del mundo.

Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, ha dicho que los fundamentals del país justifican la confianza en sus perspectivas. Las reservas en divisa están cerca de u$s 350.000 millones, lo que implica un alza de 80% desde la crisis financiera de 2008.

La tendencia vendedora que se vio últimamente en Brasil siguió a un período de prolongado pesimismo por las acciones locales. El flujo de ingresos de capital extranjero cayó 70% en el primer semestre debido a la inquietud por la interferencia gubernamental en compañías como Petrobras y Vale, y también por la creciente inflación y el alza en las tasas de interés, y la potencial desaceleración en el crédito para consumo.