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A partir de octubre de 2025, entró en vigor el Sistema Europeo de Entradas y Salidas (EES), un registro biométrico que reemplazará el tradicional sellado de pasaportes en los aeropuertos del continente. Este cambio afecta a todos los viajeros de países no pertenecientes a la Unión Europea, incluyendo a los argentinos, chilenos y mexicanos, que hasta ahora no necesitaban visa para estancias cortas.
El objetivo del EES es doble: reforzar la seguridad fronteriza del espacio Schengen y agilizar los controles migratorios. Aunque promete mayor eficiencia, implicará nuevos pasos obligatorios para millones de visitantes de América Latina.
¿Qué es el EES y a quién afecta?
El Sistema Europeo de Entradas y Salidas (EES) es una base de datos electrónica que almacenará la información personal y de viaje de cada persona que entre o salga del territorio Schengen. Este sistema sustituye el sellado manual del pasaporte y permitirá a las autoridades saber exactamente cuántos días ha permanecido cada viajero en Europa, un control clave para quienes tienen permisos de corta duración (hasta 90 días dentro de un periodo de 180 días).
El EES será obligatorio para todos los ciudadanos de países no pertenecientes a la UE o al espacio Schengen, incluso para quienes actualmente gozan de exención de visado. Esto incluye a viajeros provenientes de América Latina, como Argentina, México, Chile, Colombia y Perú.
Así será el proceso en los aeropuertos europeos desde ahora
A diferencia de otros permisos, el EES no requerirá trámite previo en línea. Todo el proceso se realizará directamente en el punto de entrada al continente, ya sea en aeropuertos o fronteras terrestres. El procedimiento incluirá tres pasos principales:
- Registro de llegada: el viajero deberá escanear su pasaporte en un puesto de control.
- Captura de datos biométricos: se tomará una fotografía facial y las huellas dactilares del visitante.
- Creación de un perfil digital: el sistema generará un expediente electrónico con los datos personales, biométricos y de viaje. En futuros ingresos, este perfil permitirá una identificación más rápida y sin necesidad de repetir el registro de huellas.
Según el documento oficial de la Unión Europea, entre la información almacenada se incluirán el nombre completo, número de pasaporte, fecha y hora de entrada y salida, punto de ingreso y cualquier registro de denegación previa.
¿Qué datos biométricos serán necesarios para entrar a Europa?
La nueva normativa requerirá que los viajeros entreguen datos biométricos, como una fotografía digital tipo pasaporte y huellas dactilares. Esta medida será obligatoria desde octubre de 2025. No obstante, los niños menores de 12 años estarán exentos de aportar huellas, aunque los padres podrán autorizar su captura voluntaria.
Los datos recopilados se conservarán durante cinco años en una base de datos segura, lo que permitirá simplificar futuras gestiones migratorias, como la solicitud de visados o permisos de estancia. Transcurrido ese período, los registros se eliminarán automáticamente y deberán renovarse.
Fases de implementación del EES en la Unión Europea
La puesta en marcha del EES se realizará en tres etapas, con el fin de garantizar una transición progresiva:
- Fase inicial (primeros 60 días): los países miembros podrán usar el sistema sin las funciones biométricas activadas.
- Fase intermedia (tres meses después): al menos la mitad de los puntos fronterizos del espacio Schengen deberán contar con el EES completamente operativo, incluyendo la recolección de datos biométricos.
- Fase final: una vez completado el período de transición, todos los países de la UE deberán registrar a cada viajero mediante el sistema biométrico completo.
ETIAS y EES: dos sistemas complementarios
El EES será el paso previo a la implementación del Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS), previsto para 2026. Este segundo sistema aplicará a viajeros de 30 países que actualmente no necesitan visa, y funcionará de manera similar al ESTA estadounidense.
De esta forma, tanto el EES como el ETIAS buscan reforzar la seguridad y modernizar los controles migratorios en Europa, permitiendo un seguimiento más eficiente de los movimientos internacionales y una mayor protección frente a riesgos de seguridad.