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La Semana Santa en el Vaticano vuelve a teñirse de colores con una tradición floral que había quedado relegada. La ausencia del Papa Francisco en las celebraciones centrales impulsa la emoción por el regreso de un gesto simbólico que emociona a fieles y visitantes por igual.

La Pascua 2025 en el Vaticano estará marcada por una particular ausencia: la del Papa Francisco. Aunque se espera su participación limitada debido a cuestiones de salud, el Sumo Pontífice no presidirá la mayoría de las celebraciones litúrgicas.

En ese contexto, el Vaticano ha decidido reforzar el carácter simbólico y visual de las ceremonias al recuperar una tradición que comenzó hace casi cuatro décadas y que había perdido protagonismo en los últimos años.

Fuente: EPA/ANSAALESSANDRO DI MEO

Comienzan los preparativos florales en la Plaza de San Pedro

La Plaza de San Pedro ya se prepara para recibir miles de flores y plantas que transformarán el escenario del Triduo Pascual en un jardín efímero lleno de color y significado. El Servicio de Jardines y Medio Ambiente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano trabaja desde hace semanas, según confirmo Vatican News, junto a asociaciones donantes de Italia y Países Bajos para lograr una decoración que acompañe el clima espiritual de la Semana Santa.

En total, se estima que más de 200 mil ramitas de olivo, 150 palmas y una extensa variedad de flores adornarán tanto la plaza como la Basílica Vaticana. El aporte de las Ciudades del Aceite del Lacio, la comunidad de Sanremo y el Camino Neocatecumenal refuerzan el carácter colaborativo de la iniciativa.

¿Por qué se dejaron de usar las flores en Pascua durante años?

La tradición floral vaticana, iniciada en 1986 con el Papa Juan Pablo II, sufrió pausas y limitaciones en los últimos años. Entre los motivos principales se encuentran la pandemia de COVID-19, que obligó a reducir celebraciones masivas, y los cambios de enfoque litúrgico impulsados por el propio Papa Francisco, más orientado a la sobriedad y al cuidado del gasto.

A eso se sumaron cuestiones logísticas y presupuestarias. El traslado de flores desde los Países Bajos -principal proveedor desde el inicio de esta tradición- implicaba altos costes, además de una compleja organización. Solo en 2020 y 2021, por ejemplo, las decoraciones florales se limitaron a espacios cerrados y mucho más austeros.

El origen de la tradición floral: un gesto holandés con raíces en la fe

Todo comenzó en 1985, cuando el Papa San Juan Pablo II visitó Utrecht y quedó impresionado por la decoración floral de la ciudad. Un año más tarde, en 1986, se realizó por primera vez una decoración especial de Pascua en el Vaticano con flores y plantas holandesas, como homenaje al sacerdote Tito Brandsma, beatificado en Roma y canonizado por el Papa Francisco en 2022.

El proyecto, coordinado desde entonces por el Dr. Charles Lansdorp, ha evolucionado con el paso del tiempo, manteniendo siempre un vínculo espiritual con la esperanza y la vida nueva que representa la Pascua.

"El ranúnculo será la flor principal este año", adelantó Lansdorp. "Es una flor hermosa, llena de simbolismo, y los cultivadores holandeses han mostrado una generosidad inmensa al donarlas para esta ocasión".

Un mensaje de paz en cada flor

Además de su belleza, las flores que decorarán el Vaticano portan un mensaje claro. Este año, las Ciudades del Aceite del Lacio decidieron dedicar su ofrenda floral a la paz mundial, en especial con un pedido de fin del conflicto en Gaza y Ucrania. "El olivo enseña a vivir en armonía. Pero la paz solo se construye juntos", afirmó Michele Sonnessa, presidente de la asociación.

El vicepresidente Alfredo D'Antimi reforzó el mensaje al señalar que el objetivo es "llevar a la Plaza de San Pedro no solo flores, sino también la cultura y la identidad de nuestros pueblos".

Un regreso que busca devolver el alma visual de la Pascua

La Pascua en el Vaticano siempre ha sido una combinación de liturgia, fe y belleza estética. La vuelta a una decoración floral a gran escala no solo reemplaza el vacío que deja la ausencia del Papa Francisco, sino que también busca recuperar una expresión artística y espiritual que había quedado relegada.

Con la colaboración de expertos en floristería de Eslovenia y de centros biotecnológicos, las decoraciones estarán listas para el 20 de abril, Domingo de Pascua. Será una manera de revivir un legado que cumple 40 años en 2026 y que, en cada flor, lleva la esperanza de millones de fieles alrededor del mundo.

Massimo Merlini