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La madrugada del 10 de septiembre drones rusos violaron el espacio aéreo de Polonia, lo que ha generado la crisis más grave entre Moscú y la OTAN desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022. El incidente llevó a Varsovia a invocar el Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, un recurso que activa consultas urgentes entre los aliados cuando la seguridad de uno de ellos se ve amenazada.

La reacción no se limitó a Polonia. Gobiernos europeos y líderes de la Alianza Atlántica coincidieron en calificar la incursión como una escalada peligrosa que pone en riesgo la seguridad del continente.

La magnitud del ataque, que incluyó la entrada de al menos 19 drones rusos en territorio polaco, es vista por varios analistas como una de las provocaciones más directas a la OTAN en los últimos años.

Aunque Moscú negó intencionalidad, su versión no convenció ni a Varsovia ni a Bruselas. El primer ministro polaco, Donald Tusk, afirmó ante el Parlamento: "Es la más cercana a un conflicto abierto desde la Segunda Guerra Mundial", y advirtio que la situación podría derivar en un escenario más grave si no se controla la escalada.

Polonia derriba drones rusos en su espacio aéreo

Las Fuerzas Armadas polacas informaron que entre las 23.00 y las 04.00 horas locales detectaron la incursión de 19 drones de origen ruso en varias zonas del país.

Al menos tres fueron derribados, mientras que los restos de ocho aparatos fueron hallados en regiones orientales y centrales, junto con un misil probablemente lanzado por las defensas aéreas polacas en un intento de interceptar un dron.

El saldo inmediato fueron daños materiales leves en una vivienda y un automóvil, pero la dimensión política y militar del episodio superó con creces el impacto físico. Por primera vez, drones rusos fueron abatidos en el territorio de un Estado miembro de la OTAN.

El primer ministro Donald Tusk insistió en que se trató de una "provocación a gran escala" y subrayó que todos los aliados "se toman la situación muy en serio". El propio Parlamento polaco celebró una sesión extraordinaria para discutir medidas adicionales de seguridad, mientras el Gobierno ordenó reforzar las defensas en la frontera oriental.

Moscú y Minsk buscan minimizar la acusación

Desde Moscú, el Ministerio de Defensa admitió haber lanzado ataques con misiles y drones contra varias regiones de Ucrania, pero negó haber tenido como objetivo Polonia. "No se planeaba alcanzar objetivos en territorio de Polonia", indicó en un comunicado en Telegram, aunque esa frase dejó abierta la posibilidad de que los aparatos hayan perdido el rumbo.

El Kremlin, a través de su portavoz Dmitri Peskov, culpó a Occidente de inflar la tensión: "Los dirigentes de la UE y la OTAN acusan diariamente a Rusia de provocaciones, en la mayoría de las ocasiones sin ni siquiera intentar presentar argumentos".

Por su parte, Bielorrusia, aliada clave de Moscú, intentó ofrecer una explicación técnica. El jefe del Estado Mayor, Pável Muraveiko, aseguró que los drones "perdieron el rumbo debido a la actuación de sistemas de lucha radioelectrónica de ambos bandos". Según Minsk, parte de esos drones fueron abatidos por su defensa aérea, y la información fue compartida en tiempo real con Polonia y Lituania.

Reacciones internacionales: firmeza, pero unidad

El impacto de los drones en territorio polaco generó un efecto dominó de reacciones internacionales. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, exigió un nuevo paquete de sanciones contra Moscú y subrayó que Europa debe acelerar la retirada de los combustibles fósiles rusos.

El presidente francés, Emmanuel Macron, fue tajante: "La incursión de drones rusos en el espacio aéreo polaco durante un ataque liderado por Rusia contra Ucrania es simplemente inaceptable. La condeno con la mayor firmeza".

El canciller alemán, Friedrich Merz, consideró que Rusia "ha puesto en peligro vidas humanas en un Estado que pertenece a la OTAN y a la UE" y recordó que estas acciones se suman a "una larga cadena de provocaciones en el flanco oriental de la OTAN".

España también alzó la voz. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, habló de "un momento de necesaria firmeza", pero pidió que la respuesta no sea precipitada: "Los europeos y los socios de la OTAN actuaremos siempre unidos".

Desde Londres, el ministro británico de Defensa, John Healey, ordenó a sus fuerzas armadas "considerar opciones para reforzar la defensa aérea de la OTAN sobre Polonia", en un claro gesto de respaldo militar.


El Artículo 4 de la OTAN: qué significa su activación

El Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte establece que "las partes se consultarán cuando, a juicio de cualquiera de ellas, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes estuviese amenazada".

Su invocación no implica automáticamente el uso de la fuerza, como sí ocurre con el Artículo 5, que establece la defensa colectiva, pero sí obliga a una reunión urgente del Consejo del Atlántico Norte. En este caso, Polonia recurrió a este mecanismo para coordinar una respuesta común con sus aliados.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, subrayó que la reacción fue inmediata: "El Consejo debatió la situación a petición de Polonia y recordamos nuestro compromiso de defender cada centímetro del territorio de la OTAN".

Polonia ya había invocado el Artículo 4 en 2022 tras el inicio de la invasión rusa a Ucrania, pero esta es la primera vez que lo hace en un contexto en el que drones rusos son derribados dentro de sus fronteras.

Escalada en vísperas de las maniobras militares Zapad

La crisis estalló a solo días del inicio de los ejercicios militares Zapad-2025, que se celebrarán en territorio ruso y bielorruso entre el 12 y el 16 de septiembre.

Según Donald Tusk, las maniobras simularán la toma del corredor de Suwalki, una franja estratégica de apenas decenas de kilómetros que conecta Polonia con los países bálticos y que es considerada un punto de vulnerabilidad clave para la OTAN.

Ante este escenario, Polonia cerró temporalmente su frontera con Bielorrusia y desplegó refuerzos en la zona. Las tensiones con Minsk, ya marcadas por la presión migratoria y acusaciones de espionaje, han escalado hasta niveles inéditos en los últimos días.

Analistas militares advierten que el episodio de los drones podría ser un preludio de nuevas provocaciones durante las maniobras, lo que elevaría aún más el riesgo de confrontación directa en el flanco oriental europeo.