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El 12 de febrero de 1976, el mundo de la literatura hispanoamericana fue sacudido por un suceso que parecía sacado de una novela. Mario Vargas Llosa le propinó un puñetazo a Gabriel García Márquez en la entrada del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México.
Este inesperado altercado marcó el fin de una amistad que había comenzado en los años 60, cuando ambos escritores fueron parte fundamental del fenómeno literario conocido como el Boom Latinoamericano.
En esa época, Vargas Llosa y García Márquez no solo compartían una relación profesional, sino también personal. Juntos celebraban el auge de la narrativa en español, que los había colocado a ambos en el centro de la escena literaria mundial. Sus libros eran leídos por millones de personas, sus nombres se entrelazaban en los discursos literarios, y se consideraba que el futuro de la literatura latinoamericana dependía en gran medida de ellos.
La relación entre ambos autores no solo fue de respeto mutuo, sino también de admiración. Mario Vargas Llosa llegó a escribir un ensayo de más de 600 páginas titulado Historia de un deicidio en el que exploraba y analizaba en profundidad la obra de García Márquez, a quien consideraba uno de los genios literarios de su generación. Este trabajo no solo mostraba su profundo conocimiento y aprecio por la narrativa de Gabo, sino también el vínculo intelectual que los unía.
Así fue la pelea entre Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez
Sin embargo, todo eso cambió de la noche a la mañana. El 12 de febrero de 1976, en un evento en el Palacio de Bellas Artes, García Márquez se acercó a Vargas Llosa para saludarlo. Se dice que lo hizo con la misma cordialidad de siempre, extendiendo los brazos en un gesto amistoso. Pero la respuesta que recibió fue un golpe directo en el rostro. Vargas Llosa, de manera inesperada, le propinó un puñetazo que derribó a Gabo. Con el rostro ensangrentado, García Márquez se levantó rápidamente y, con ironía, dijo: "¡Éste me lo debía desde hace tiempo!".
El golpe fue un choque para todos los presentes. Un acto violento, pero que también dejó una marca simbólica en la relación entre dos de los más grandes escritores del siglo XX. Aunque Gabo no lo mostró abiertamente, ese momento marcó el fin de su amistad con Vargas Llosa. A partir de entonces, ninguno de los dos se volvió a dirigir la palabra. Lo más sorprendente fue que, a pesar de la gravedad del suceso, nunca se ofreció una explicación pública clara sobre lo ocurrido. El silencio se convirtió en la respuesta de ambos, un silencio que duró más de cuatro décadas.
Teorías, orgullo y literatura después del golpe
Aunque los protagonistas del incidente nunca lo confirmaron, diversas teorías sobre los motivos del conflicto han surgido con el tiempo. La versión más popular sugiere que la causa del puñetazo fue una intervención de García Márquez en la vida personal de Vargas Llosa. Según algunos cercanos a ambos, Gabo habría aconsejado a Patricia Llosa, la esposa de Mario, durante una crisis matrimonial.
Se dice que le sugirió separarse temporalmente de su marido, lo que la propia Patricia hizo en ese entonces. Cuando la pareja se reconciliaba, Vargas Llosa se enteró de la intervención de Gabo, lo que lo llenó de furia. Para Mario, este consejo de Gabo fue considerado una traición personal, y la violencia del golpe fue el resultado de esa ira contenida.
Otro aspecto que probablemente influyó en la tensión entre ellos fue la diferencia ideológica que comenzó a profundizarse en los años previos al incidente. Mientras que García Márquez se mantenía cercano a la izquierda política y fue amigo del régimen cubano de Fidel Castro, Vargas Llosa comenzó a tomar una postura más crítica hacia el socialismo y la izquierda, alineándose con ideas liberales.
La ruptura ideológica reflejaba una distancia creciente entre los dos escritores, aunque nunca había sido un tema de confrontación directa hasta ese momento.
Pero algunos también señalan que, más allá de las diferencias personales y políticas, el golpe pudo haber sido el resultado de una tensión acumulada por los egos literarios. Ambos eran considerados los pilares del Boom Latinoamericano, pero a pesar de su admiración mutua, competían de manera indirecta por el título de líder intelectual y literario de la región. En ese sentido, el puñetazo podría verse como una expresión simbólica de esa rivalidad no dicha, un conflicto que iba más allá de lo personal y tocaba el terreno de la literatura, el reconocimiento y el poder cultural.
Sin embargo, el hecho de que ninguno de los dos desvelara la verdadera razón del enfrentamiento convirtió al incidente en uno de los episodios más misteriosos y comentados de la historia literaria del siglo XX. Aunque no hubo una declaración oficial, el golpe fue el punto de inflexión que marcó el fin de una relación que parecía invulnerable. La ruptura no fue solo personal, sino también literaria, ya que el incidente se convirtió en un tema recurrente en las conversaciones sobre sus carreras.
El resto de sus vidas fue una serie de éxitos continuos: García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982, mientras que Vargas Llosa lo obtuvo en 2010. Ambos siguieron siendo dos de los más grandes escritores de habla hispana, con obras fundamentales que definieron generaciones. Pero la sombra del golpe nunca se desvaneció por completo, y los dos continuaron sin hablarse nunca más. En 2007, durante un evento literario en Cartagena, a Vargas Llosa le preguntaron si perdonaría a García Márquez, y su respuesta fue lapidaria: "No tengo nada que decir sobre ese señor." Ese gesto de desdén hizo claro que la herida seguía abierta.
A pesar de que Vargas Llosa permitió que su ensayo sobre Gabo fuera reeditado muchos años después, nunca se produjo una reconciliación entre los dos. Ambos continuaron en sus trayectorias solitarias, sabiendo que su historia compartida estaba marcada por una herida que nunca se curó.
Hoy, el famoso golpe sigue siendo objeto de debate. La fotografía de García Márquez con el ojo morado se convirtió en una imagen icónica que representa no solo el final de una amistad, sino también la complejidad de las relaciones humanas entre gigantes literarios. En el fondo, el puñetazo es un recordatorio de que, incluso en el mundo de los genios literarios, las pasiones humanas, el orgullo, las traiciones y los desacuerdos son más poderosos que las palabras impresas en un libro.
García Márquez vs. Vargas Llosa: premios y reconocimiento internacional
Ambos han recibido múltiples doctorados honoris causa, premios literarios y reconocimientos globales. La diferencia radica en su campo de acción: García Márquez se enfocó más en la literatura, mientras que Vargas Llosa ha combinado las letras con la política y el debate público.
García Márquez:
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Premio Nobel de Literatura (1982)
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Autor de una de las novelas más importantes del siglo XX (Cien años de soledad)
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Influencia cultural y mediática global, incluso en cine y televisión.
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Vargas Llosa:
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Premio Nobel de Literatura (2010)
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Candidato presidencial en Perú
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Presencia destacada como columnista y figura política en el mundo hispano.
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La partida de Mario Vargas Llosa y un adiós a un gigante de la literatura latinoamericana
El 13 de abril de 2025, el mundo de la literatura hispanoamericana y mundial sufrió una gran pérdida: Mario Vargas Llosa, escritor, ensayista y Premio Nobel de Literatura, falleció a los 89 años. La noticia fue confirmada por sus hijos, quienes anunciaron su deceso a través de un comunicado oficial. La causa de su muerte no ha sido precisada aún, pero su partida marca el fin de una de las figuras más destacadas del Boom Latinoamericano y de la literatura mundial.
A lo largo de su carrera, escribió numerosas novelas, ensayos y artículos, y sus obras abordaron desde la política y la historia de América Latina hasta los temas universales de la condición humana. Su obra más conocida, La ciudad y los perros (1963), fue un hito que consolidó su lugar entre los grandes de la literatura en español.