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Tras más de 20 años sin registros en territorio argentino, un equipo de especialistas confirmó la reaparición documentada del águila harpía en la selva misionera. El hecho no es un "avistamiento viral" de último minuto: forma parte de una investigación de largo aliento que resurgió con fuerza en 2024 y fue actualizada en 2025 como un hito de conservación.

Con el antecedente del registro fotográfico logrado a fines de julio de 2024 por Sergio Moya y Manuel Encabo, ambos con trayectoria en rapaces, el hallazgo se consolidó como señal de recuperación local de la especie en Misiones y como alerta para reforzar la protección del Bosque Atlántico.

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Atención: dónde y cuándo reapareció el águila harpía

De acuerdo con los investigadores, el registro confirmado corresponde a un ejemplar juvenil fotografiado a fines de julio de 2024 en la selva de Misiones (Argentina). En 2025, el caso se actualizó como parte de una línea de seguimiento que se enfoca en nidos potenciales y corredores de bosque.

El avistamiento no implica una recuperación masiva, pero sí abre una ventana para evaluar conectividad de hábitat y reducir presiones humanas en zonas clave del Bosque Atlántico.

Cómo es y por qué preocupa la situación de la especie

El águila harpía es una de las rapaces más poderosas del mundo, con hembras que pueden superar los 9 kg. Es un depredador tope que se alimenta de monos, perezosos y otros mamíferos. En Argentina se considera críticamente amenazada por pérdida de hábitat y caza furtiva.

Su recuperación es lenta: cría un único pichón cada 2-3 años, por lo que cualquier perturbación impacta la población. La supervivencia regional depende de corredores biológicos que conecten Misiones con bloques de selva en Brasil y Paraguay.

Qué sigue para la conservación del águila harpía

Según los especialistas, estas son las prioridades inmediatas para sostener el regreso de la especie en Argentina:

  • Monitoreo de nidos: identificar árboles de anidación y evitar disturbios en temporada reproductiva.

  • Conectividad: asegurar corredores entre áreas protegidas y propiedades privadas con bosque nativo.

  • Control de amenazas: reforzar prevención de caza furtiva y frenar la deforestación ilegal.

  • Ciencia ciudadana: capacitar a guardaparques y comunidades para reportar avistajes con protocolos.