La marca estadounidense de whisky Luca Mariano Distillery, fundada hace más de 15 años por Francesco Viola, se declaró en bancarrota luego de más de una década de esfuerzos debido al mercado altamente competitivo.
La industria del Whisky es uno de los rubros más golpeados en la actualidad. Las marcas pequeñas como Luca Mariano han sido especialmente golpeadas por el incremento en los costos de producción, la inflación y la feroz competencia dentro del sector. Además, las modificaciones en los hábitos de consumo también impactan negativamente en las ventas.
Caen las ventas de Whisky en Estados Unidos
El bourbon estadounidense, aunque reconocido globalmente, requiere cumplir con estrictas regulaciones federales: al menos 51% de maíz en la mezcla y largos procesos de maduración. Estas condiciones generan altos costos iniciales y una lenta recuperación de la inversión, lo que se convierte en una barrera importante para marcas jóvenes que buscan posicionarse en el mercado.
Al mismo tiempo, otra marca reconocida que atraviesa una crisis es Benetton. La icónica firma italiana de ropa se declaró en quiebra a fines de 2024 y anunció un ambicioso plan de cierre de 400 tiendas a nivel mundial durante 2025, con 180 de ellas ya clausuradas. En España, la medida afectó a 31 sucursales y dejó a más de 130 trabajadores sin empleo. El objetivo de la compañía es reducir pérdidas y replantear su modelo de negocios.
Marcas de Whisky se retira de América Latina
En América Latina, Benetton también comenzó a retirarse del mercado. Colombia fue uno de los primeros países en experimentar el cierre de locales físicos y el fin de la distribución a través de cadenas minoristas asociadas.
Aunque todavía no hay información oficial sobre el destino de las tiendas en Argentina, la situación de la empresa y el contexto económico local indican que su permanencia en el país está en duda.
Tanto en el caso de Luca Mariano Distillery como en el de Benetton, las quiebras reflejan un patrón común en distintas industrias: modelos de negocio tradicionales que no logran adaptarse a los cambios estructurales del mercado. Mientras el sector del whisky lucha contra los altos costos de producción y la lenta rentabilidad, el de la moda enfrenta una transformación en los hábitos de consumo, el auge del comercio digital y la presión de la competencia global.