Un proceso que llevó más de setenta años finalmente se consagró el 19 de octubre de 2025: José Gregorio Hernández, conocido como el "médico de los pobres", fue canonizado en una ceremonia histórica celebrada en la Plaza de San Pedro de Roma ante miles de fieles venezolanos y latinoamericanos. La noticia conmueve profundamente a los católicos de Venezuela, donde la devoción al nuevo santo ha crecido año tras año, y a toda la región, testigos del legado de fe y servicio de Hernández.
La canonización estuvo precedida por décadas de recogimiento, peregrinaciones, y testimonios de milagros atribuidos a Hernández, quien fue nombrado beato en 2021 tras la aprobación de notables curaciones inexplicables, resultado de la intercesión del médico trujillano. La última fase de este largo proceso se concretó gracias a la autorización oficial del Papa Francisco, clave para impulsar la santidad de Hernández en medio de una ola de esperanza y fervor entre sus seguidores.
Proceso histórico: así se logró el milagro de la canonización
El camino hacia la canonización inició en 1949, poco después de la muerte de Hernández, cuando la Iglesia venezolana comenzó a recopilar pruebas de su vida ejemplar y presuntos milagros. Tras décadas de revisión, el milagro aprobado por el Vaticano fue la curación milagrosa del empresario Gonzalo Morales Divo en Miami, en 2021, y otro caso que impactó especialmente a los fieles: la recuperación de la niña Yaxury Solórzano Ortega, herida gravemente por arma de fuego, cuya madre rezó con fe a José Gregorio.
El 25 de febrero de 2025, el Vaticano confirmó el decreto final, y en consistorio público, el Papa León XIV estableció el 19 de octubre como la fecha oficial de la canonización. La ceremonia fue retransmitida internacionalmente y reconoció santos de otras latitudes, pero el nombre de José Gregorio Hernández brilló por ser el primer laico venezolano en recibir este honor.
La decisión de canonizar a Hernández fue celebrada por el arzobispo de Caracas, Raúl Biord, y por figuras religiosas de toda Latinoamérica, quienes destacaron que "la devoción se ha extendido tanto, no solo en Venezuela sino en el mundo entero, que eso es suficiente para alegrarnos".
Más allá de Venezuela: el significado profundo para Venezuela
La canonización de José Gregorio Hernández es un hito espiritual y social para Venezuela. Se trata del primer santo venezolano reconocido oficialmente por la Iglesia, símbolo de esperanza, unidad nacional y orgullo en medio de años de crisis. Para millones de venezolanos, Hernández personifica la santidad cotidiana y el compromiso con los pobres, modelo ético de servicio y caridad en la medicina y figura central en la cultura popular. Su imagen está presente en hogares, hospitales y barrios de todo el país y ha sido celebrada con procesiones, vigilias y gestos de agradecimiento masivos.
La canonización refuerza la identidad nacional, da sentido de pertenencia y otorga a los venezolanos un "protector" propio, venerado también fuera de Venezuela. Líderes como el cardenal Baltazar Porras y la Conferencia Episcopal Venezolana lo definen como "modelo de entrega y amor al prójimo", y la fecha del 19 de octubre se vive como jornada de renovación de la fe y la cultura venezolana.
En Venezuela y en su diáspora, el día de canonización fue festivo, con alta participación social y manifestaciones de agradecimiento tanto en templos como en espacios públicos. Hernández se convierte en símbolo de unidad, fe y esperanza, y su historia ocupa un lugar central en la espiritualidad nacional y regional.
José Gregorio Hernández, un ejemplo y un símbolo para toda la región
Su impacto trasciende fronteras: el nuevo santo inspira vocaciones médicas, acciones solidarias y el compromiso de sanar y acompañar a los vulnerables. Hernández ratifica el papel de los laicos en la Iglesia, mostrando que la santidad es posible para quienes dedican la vida al servicio y la entrega. En Venezuela, hospitales, parroquias y devotos agradecieron públicamente su canonización.
El reconocimiento del "médico de los pobres" fortalece la devoción popular y mantiene viva la esperanza en medio de tiempos difíciles. Ahora su nombre y su ejemplo quedarán inscritos para siempre en la memoria y práctica religiosa de Venezuela y todo el continente.