El Gobierno determinó el fin de los subsidios en el peaje de los micros de larga distancia, y los empresarios del sector no ocultan su preocupación por los efectos que esto ocasionará en sus cuentas.

Molestos y sorprendidos por la decisión oficial, ya presentan dos escenarios en los que desembocará esta situación.

El primero es el más grave y muestra aristas muy complejas: se habla de una reducción de la oferta, lo que generaría suspensiones en el plantel de trabajadores, ya que muchos de ellos no tendrían tareas que cumplir.

Hay situaciones como las de ahora, en vacaciones, en las que no tenemos mayores problemas porque la demanda es realmente muy fuerte. Pero durante el año la historia no es la misma. En esos casos los micros pueden llegar a salir con una ocupación del 80%, por lo que vamos a pérdida. Si a ésto le sumamos el tema de los peajes y el intento de compensación de los subsidios al gasoil por el que peleamos hace meses, la situación se torna peor todavía, explicó a El Cronista Mario Verdeguer, presidente de la Cámara Empresaria de Larga Distancia (Celadi).

¿Cuál sería la solución ante esta situación? El directivo afirma que una variante posible y bajo análisis sería la reducción de la oferta, es decir quitar la cantidad de frecuencias para ciertos destinos y en determinados momentos del año, e incluso suspender en forma provisoria algunas rutas.

No es lo más simpático pero sería una solución ante la imposibilidad de encontrar otro tipo de soluciones. Esto generaría mano de obra ociosa, por lo que en esos casos lo más lógico sería la suspensión de personal, marcó Verdeguer.

La segunda consecuencia que se verá tras la quita del subsidio en los peajes es un aumento del precio de los boletos, producto del traspaso de esos nuevos costos hacia los tickets.

De todos modos, en este sentido los empresarios del sector advierten que hoy los valores se encuentran casi en el techo de las posibilidades de los turistas, y entienden que no resisten muchos retoques más. Del otro lado, sin embargo, afirman que absorber estos nuevos costos podría llevar a algunas empresas a la quiebra.

Tenemos que traspasarlos porque otra variante no hay. El Gobierno tomó esta determinación con respecto a los peajes pero quien en definitiva sale perdiendo es quien viaja porque los sobrecostos terminan por influir en los pasajes, explicaron desde la Celadi.

Lo que es difícil traducir es el porcentaje en que aumentarían los boletos, ya que dependerá de cuántos peajes cruce el micro en su recorrido a un destino determinado, cuánto cuesta cada uno y si pertenecen a rutas nacionales, ya que los cambios sólo rigen en esas vías. En esta ecuación también juega que para ciertos destinos la competencia del auto y del avión es cada vez más fuerte.

Por otra parte, Verdeguer reconoció que el Gobierno ofreció como variante plegarse al sistema SUBE, de modo de permitir que determinados turistas puedan comprar los pasajes a precios subsidiados.