

Los daneses son de los trabajadores más eficientes de Europa y su secreto es que no viven para trabajar. Una de las ventajas diferenciales del sistema danés de trabajo es su excelente equilibrio entre el tiempo en el trabajo y la vida personal: los empleados lo aprecian y las empresas lo respetan.
De acuerdo al sitio oficial de Dinamarca, el país se encuentra entre los mejores lugares en cuanto a conciliación de la vida laboral y familiar, según datos de la OCDE. En Dinamarca, sólo alrededor del 2 % de los empleados trabajan muchas horas, frente a la media del 11 % de la OCDE.
El secreto de país que tiene los empleados más felices
Quienes trabajan en Dinamarca a tiempo completo usan más de la mitad (66 %) de su jornada al cuidado personal y al ocio, por encima de la media de la OCDE (63 %). Las mujeres danesas tienen más oportunidades de desarrollar una carrera profesional y conciliarla con la vida familiar gracias a la semana laboral relativamente corta, la flexibilidad en el trabajo y la red de apoyo que ofrecen las guarderías subvencionadas por el Estado. Alrededor del 72% de las mujeres danesas tienen un trabajo remunerado fuera del hogar, muy por encima de la media de la OCDE (59%).

Según datos de la OCDE, tan solo el 1,1% de los daneses tiene que trabajar 50 o más horas a la semana. En cambio, en Reino Unido el dato se eleva hasta el 10,8% y en Estados Unidos al 10,4%. Es una proporción significativamente menor que la media mundial, del 10,2%.
El impacto del empleo en la felicidad
El impacto de las buenas prácticas laborales se vio reflejado en el Informe sobre la Felicidad en el Mundo, ya que la felicidad está estrechamente relacionada con la igualdad social y el espíritu de comunidad. Por esto Dinamarca obtiene buenos resultados en ambos aspectos.
En el mismo sentido, los daneses también pagan de los los impuestos más altos del mundo pero lo hacen con gusto ya que las prestaciones son de alta calidad. Los daneses pueden llegar a pagar hasta la mitad de sus ingresos en impuestos. Además, los daneses pagan un impuesto sobre el valor añadido del 25 % sobre la mayoría de los artículos, y un impuesto de hasta el 150 % sobre los coches nuevos.


