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La palabra "Dios" suele estar estrechamente ligada a las religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islam. Sin embargo, el concepto no se limita a estas tradiciones.

Desde Zeus, padre de dioses y hombres en la Antigua Grecia, hasta Hunab-Ku, una deidad reconocida en la cultura maya, la humanidad ha buscado comprender la naturaleza de lo divino.

Si bien diversas culturas y religiones han asignado nombres a la divinidad, su pronunciación permanece envuelta en misterio. Este aspecto, lleno de simbolismo, conlleva sus propias complejidades.

La inefable pronunciación de lo divino en la Biblia. Fuente: FreePik.
La inefable pronunciación de lo divino en la Biblia. Fuente: FreePik.

¿Tiene Dios un nombre propio en la Biblia?

En el libro de Éxodo, capítulo 3, versículos 13 al 15, se relata un pasaje en el que Dios revela su nombre a Moisés.

Versículo 13:

Moisés: "He aquí que yo llego a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?"

Versículo 14:

Dios: "Yo soy el que soy. Así dirás a los hijos de Israel: ´Yo soy me envió a vosotros´."

Versículo 15:

Dios: "Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos."

Más adelante, cuando entrega los mandamientos a Moisés, decreta una prohibición sobre mencionar su nombre en vano. Según Éxodo 20:7, se establece: "No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el señor no dejará sin castigo a quien tome su nombre en vano".

El nombre prohibido de Dios

En la Biblia, se encuentran diversos nombres para referirse a la divinidad. Uno de los más destacados por su misterio es el Tetragrámaton, que es el nombre propio de Diosen hebreo.

Este nombre está compuesto por cuatro letras en hebreo: (YHVH). En español, se suele pronunciar como "Yahvé".

Su pronunciación completa era un secreto, conocido solo por el sumo sacerdote del templo de Jerusalén. Una vez por año, durante el solemne día de Yom Kippur, él pronunciaba en el Lugar Santísimo, que era el espacio más sagrado del templo.

El secreto detrás de la pronunciación radicaba en la profunda importancia que la cultura hebrea tenía por el nombre de Dios. Pronunciarlo en vano se consideraba una falta grave de respeto, una blasfemia que podía acarrear graves consecuencias.

Por eso, se optó por utilizar otros nombres como Adonai ("Señor"), El ("Dios"), Elohim ("seres poderosos") o Shadai ("Todopoderoso") para referirse a la divinidad.

Cuál es el verdadero nombre de Dios en la Biblia. Fuente: Shutterstock.
Cuál es el verdadero nombre de Dios en la Biblia. Fuente: Shutterstock.

¿Cuál es el verdadero nombre de Jesús?

En los textos del Nuevo Testamento, se alude a Jesús con diversos nombres que expresan distintos aspectos de su identidad.

Jesús

El Nuevo Testamento comienza con el nombre de Jesús, como se registra en Mateo 1:1.

En un sueño, un ángel se apareció a José y le ordenó: "Ella dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". El significado de este nombre es profundo: Jesús es equivalente al nombre hebreo Josué, que significa "Yahweh Salvador" o "Yahweh salvación".

Emmanuel

En Mateo 1:23, se menciona otro nombre "La virgen concebirá y dará a luz un hijo. Le pondrán por nombre Emmanuel", que significa "Dios con nosotros".

Cristo

Otro nombre utilizado en el Nuevo Testamento para Jesús es Cristo.

Juan 1:41 dice: "Encontró a su hermano Simón primero y le dijo: ‘Hemos encontrado al Mesías (que se traduce como 'Cristo')".

"Mesías" es una palabra hebrea; Cristo es su traducción en griego. Ambas palabras significan ungido.

Cordero de Dios

Cuando Juan el Bautista estaba bautizando a la gente en Betania en Juan 1:29, "vio a Jesús que venía hacia él y dijo: ‘¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!'", haciendo referencia a los corderos sacrificados en el Templo de Jerusalén.

En el Antiguo Testamento, el pueblo ofrecía un cordero como sacrificio por sí mismo, pero en el Nuevo Testamento, es Dios mismo quien sacrifica a su "Cordero" en favor de toda la humanidad.