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En plena madrugada del 14 de septiembre de 2019, un audaz robo sacudió al histórico Palacio de Blenheim, en Inglaterra.

Una banda de delincuentes logró sustraer una pieza única: un inodoro de oro macizo, valorado en más de6 millones de dólares, que formaba parte de una exhibición artística. Más de cinco años después, tres de los implicados han sido condenados, pero la obra jamás fue recuperada.

¿Cómo se llevó a cabo el insólito robo del inodoro de oro?

El sanitario, bautizado como América, era una provocadora obra del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan. La pieza, de 18 quilates y totalmente funcional, había sido instalada en el palacio apenas dos días antes como parte de una muestra artística.

Esa noche, un grupo de cinco hombres irrumpió en el edificio, desconectó el inodoro de las cañerías y huyó en un vehículo robado. El golpe duró solo cinco minutos.

La alarma se activó tras el estallido de cristales. Eleanor Paice, empleada del lugar, fue testigo involuntaria de los últimos instantes del robo: "Solo vi sombras y un coche escapando", recordó en una entrevista posterior. Poco después, el equipo del palacio confirmó lo impensado: el inodoro había desaparecido.

El impacto del robo: entre la vergüenza, la fascinación y las fallas de seguridad

El Palacio de Blenheim, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y célebre por ser la casa natal de Winston Churchill, nunca había enfrentado una situación semejante.

"Esto es un palacio. Los palacios no se destrozan", declaró el director ejecutivo, Dominic Hare, quien asumió públicamente la responsabilidad por los fallos de seguridad.

La pieza robada no contaba con vigilancia especial ni cámaras dedicadas. De hecho, los responsables de seguridad estaban más atentos a otras obras polémicas de la exhibición, como una escultura del papa siendo golpeado por un meteorito o una figura de Hitler arrodillado. Elinodoro, a pesar de su alto valor, fue subestimado como objetivo de robo.

En los días posteriores, el interés del público creció. Cientos de visitantes se acercaron al lugar para observar el lugar vacío donde estuvo el inodoro. "La gente no venía por el arte, sino por el crimen", admitió Paice. La escena del robo fue incorporada a la muestra como una especie de instalación involuntaria.

Los responsables: condenas y un misterio sin resolver

En 2024, tres de los implicados fueron finalmente condenados por su participación en el robo. James Sheen, de 40 años, se declaró culpable de haber orquestado el plan y de blanquear bienes robados. Michael Jones, de 39, fue hallado culpable de robo, y Fred Doe, de 36, por conspiración para transferir propiedad ilícita. Un cuarto sospechoso fue absuelto.

A pesar de las condenas, el inodoro de oro jamás fue recuperado. Los investigadores creen que fue fundido y vendido por partes, lo que hace casi imposible su rastreo.

Lecciones aprendidas y un futuro con más seguridad

El robo fue una lección dura para Blenheim. En palabras de Hare: "Hicimos vulnerable al palacio. Ya no lo es". Desde entonces, se implementaron mejoras sustanciales en la seguridad del lugar. El caso también sirvió como advertencia para otras casas históricas en Reino Unido.

Aunque el robo pueda parecer anecdótico frente al peso histórico de Blenheim, para su personal fue una experiencia traumática. "Durante mucho tiempo, ya no se sintió como un lugar seguro", confesó Paice.

Hoy, la historia del inodoro de oro perdido se convirtió en parte del folklore del palacio. Y aunque su paradero sigue siendo un misterio, el crimen dejó una huella profunda tanto en el arte contemporáneo como en la gestión del patrimonio histórico.