Los pasillos de las asesorías laborales hierven de preguntas. España lleva más de una década ajustando la edad de jubilación, dos meses cada año, sin grandes sobresaltos.
Esta vez, sin embargo, el cambio llega envuelto en urgencia política y en un debate social que ya calienta la precampaña de 2026. ¿Hasta cuándo habrá que trabajar? ¿Quiénes se verán más afectados? Y, sobre todo, ¿qué pasa con quienes soñaban con retirarse a los 65 de toda la vida?
El Gobierno defiende que el sistema de pensiones públicas necesita un refuerzo rápido para sostener a la generación del baby-boom, que empieza a retirarse en masa. La Seguridad Social, por su parte, se aferra a los datos demográficos: cada vez nacen menos niños, aumenta la esperanza de vida y la ecuación no cierra si nadie mueve la edad legal de retiro.
Entre los trabajadores españoles crece la inquietud; algunos temen perder poder adquisitivo si se jubilan antes, otros sienten que la Administración no explica bien las alternativas. La clave, insisten los expertos, es entender que la reforma pone fecha fija y cifras concretas... pero aún guarda un as bajo la manga.
Golpe a las pensiones: la edad de jubilación sube a 66 años y 10 meses
"La edad legal ordinaria será de 66 años y 10 meses en 2026 para quienes no acrediten al menos 38 años y 3 meses de cotización", confirma el portal oficial de la Seguridad Social.
Solo los trabajadores con carreras largas -más de 38 años y 3 meses cotizados- mantendrán la puerta abierta a los 65. Es un salto de otros dos meses respecto a 2025 y el penúltimo peldaño antes de llegar a los 67 años en 2027.
Los economistas recuerdan que la escalada empezó en 2013 y terminará el 1 de enero de 2027. En 2027 la edad legal se establecerá en 67 años, salvo para quienes acrediten al menos 38 años y 6 meses de cotizaciones.
El Gobierno asume que no hay margen para frenar este calendario sin comprometer la caja de las pensiones: cada año extra trabajado significa más ingresos vía cotizaciones y menos años cobrando pensión completa.
El porqué del retraso: población mayor, déficit y el MEI como salvavidas
Detrás de la subida late un problema doble: el envejecimiento acelerado y el déficit estructural de la Seguridad Social. Para tapar ese agujero se creó en 2023 el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), una cotización extra que crecerá cada enero.
"En 2025 el MEI supone un recargo del 0,8 % sobre la base de cotización -0,67% lo asume la empresa y 0,13% el trabajador- y subirá al 0,9% en 2026", detalla el portal especializado Quality.
El Ejecutivo defiende que el MEI alimenta la "hucha" de las pensiones y reparte el esfuerzo entre empresas y empleados. Los sindicatos replican que la medida "es un impuesto al salario" porque reduce la nómina neta.
Mientras tanto, la Autoridad Fiscal (AIReF) advierte de que la jubilación masiva de los baby-boomers costará entre 3 y 4 puntos del PIB de aquí a 2050, incluso con la nueva edad legal.
Las cifras no son menores: casi diez millones de pensionistas cobrarán una prestación media de 1450 euros al mes a valores de hoy.
Trabajar más y mejor: ayudas, jubilación demorada y carreras largas
¿Qué puede hacer quien cumple 65 en 2026 y no llega al mínimo de cotización? La ley ofrece tres vías. La primera es retrasar la jubilación voluntariamente: por cada año completo extra se añade un 4 % a la pensión, y desde 2024 se permite cobrar ese plus en un pago único.
La segunda es la jubilación parcial, que combina trabajo y pensión y exige al menos 33 años cotizados. La tercera, menos conocida, es la jubilación flexible: reingresar después de haberse jubilado y aumentar ligeramente la prestación.
Para los autónomos el escenario cambia. Deben asumir el 100% del MEI y, salvo excepción, no disponen de convenios colectivos que faciliten la jubilación parcial. Muchos planean cotizar más años y retrasar la edad efectiva de retiro.
La Seguridad Social permite seguir trabajando después de la edad legal con un incentivo del 2% adicional en la pensión a partir del segundo año de demora, una opción que ya usan 40.000 personas al año, según datos del Ministerio de Inclusión.
Más allá de estadísticas y decretos, la reforma pone deberes inmediatos: revisar años cotizados, valorar planes de pensiones privados y, sobre todo, ajustar expectativas.
Quienes afronten 2026 con 62 años hoy aún tienen margen para completar lagunas de cotización mediante convenios especiales o periodos asimilados. Para otros, la clave será negociar con la empresa una salida gradual que mitigue el impacto de esperar hasta los 66 años y 10 meses.