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El hallazgo del documento soviéticodesclasificado da información sobre a muerte de Adolf Hitler. La revelación hecha por las autoridades de Moscú asegura que Hitler no se suicidó en su búnker de Berlín, como establece la versión oficial, sino que fue asesinado por orden propia.

El archivo, citado por The Sun, recoge el testimonio de Hans Rattenhuber, jefe de la seguridad personal del dictador nazi, quien declaró ante oficiales del Ejército Rojo que fue Heinz Linge, ayuda de cámara de Hitler, quien disparó a su líder tras recibir la instrucción directa.

El documento soviético que cambia la versión oficial del final de Hitler

Según detalla la fuente de información, el archivo desclasificado recoge el testimonio de Hans Rattenhuber, un alto mando de la policía alemana que servía como jefe de la seguridad personal de Adolf Hitler.

En su declaración, entregada a las autoridades soviéticas tras la caída del Tercer Reich, afirmó que el dictador alemán no murió por suicidio, sino tras recibir un disparo en la cabeza por parte de su ayuda de cámara, Heinz Linge, quien actuó bajo una orden directa del propio Hitler.

El testimonio señala que Hitler desconfiaba del efecto del veneno que había ingerido debido a las múltiples inyecciones médicas que recibía a diario, y por eso exigió que se le disparara para garantizar su muerte.

Este hallazgo pone en duda los informes forenses y relatos recopilados durante décadas por historiadores occidentales. Cabe destacar que, aunque esta versión circuló en parte durante la Guerra Fría, fue desestimada por considerarse desinformación soviética.

Sin embargo, la reapertura del archivo y su publicación actual reavivan la polémica sobre qué ocurrió realmente en Berlín en abril de 1945.

Segunda Guerra Mundial y propaganda soviética: una mirada necesaria

La desclasificación de este documento pone en cuestionamiento el final de Hitler y también el papel de la propaganda soviética durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

Fuente: ShutterstockShutterstock

Muchos informes producidos en Moscú entre 1945 y 1950 fueron utilizados con fines estratégicos en el contexto de la Guerra Fría. Ahora, con el acceso a archivos antes confidenciales, historiadores europeos debaten hasta qué punto los testimonios recogidos por el Ejército Rojo reflejan hechos reales o fueron moldeados por intereses políticos.