Sin perder tiempo, luego de la victoria y el pase al balotaje, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció un nuevo dólar diferencial para todas las exportaciones durante 30 días. Pero la medida que tiene como objetivo aumentar las reservas podría tener un efecto adverso en el principal temor: la inflación.

Mediante un suplemento del boletín oficial, el lunes, el Gobierno oficializo que, hasta el 17 de noviembre, todas las ventas al exterior que se realicen accederán a nuevo esquema de pagos, en donde el 70% de las liquidaciones correrán bajo el dólar oficial de $350 y el restante al contado con liquidación (CCL) que, hoy, cotiza en $981,64.

Entre la mayoría de los economistas hay coincidencia que la medida del candidato de Unión por la Patria (UP) ejercerá una presión sobre los precios domésticos. Para Santiago Manoukian, jefe de investigación de Ecolatina, el anuncio no tiene efectos inocuos, ya que "a medida que se generalice el desdoblamiento aumentarán las presiones cambiarias".

Siendo la misma razón por la cual se excluyó a determinadas oleaginosas en las distintas ediciones del dólar soja. "El año pasado, cuando se implementó el programa, no se contempló al maíz por el impacto que tendría sobre el precio y en el de muchos alimentos de la mesa de los argentinos", sostuvo.

Sin embargo, destaca que el efecto que se genera sobre la inflación es menor al que tendría si el Gobierno si devaluará como sucedió después de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que hizo que la moneda estadounidense pasará a valer $350.

Así, Manoukian entiende que, con esta medida, junto con la utilización del swap de monedas, el Gobierno intenta mantener la actividad económica y tener un mayor poder de fuego para controlar la brecha, la estabilidad del tipo de cambio y evitar un fogonazo inflacionario. Aunque, implicaría ceder en parte estos objetivos a causa de las presiones que se generan por la otra vía.

"Estamos en un contexto de manta corta, incómodamente corto, que hace que cualquier medida que tomes para poder cubrirte, por un lado, te pega por el otro", destaco. Y agregó: "En un escenario de extremadamente escasez de divisas, el Gobierno tiene que elegir entre distintos males y ver cuál es el mal menor".

Una postura que es compartida por Claudio Caprarulo, el director de Analytica, quien asegura que el traslado a precios internos va a producirse y de forma rápida, producto también del régimen de alta inflación en el que se encuentra la Argentina.

En ese contexto, considera que la clave estará en cómo el Gobierno buscará compensar los efectos esta última medida, que hará que el dólar oficial se ubique cerca del $530, lo que implica un salto del 51% de mejora de competitividad de las exportaciones.

En el corto plazo, en la agenda del Titular de Hacienda está el fin de Precios Justos el próximo 31 de octubre. Por lo que el candidato del oficialismo y el equipo de la secretaria de Comercio, a cargo de Matías Tombolini, deberán sentarse a la mesa para renegociar la continuidad del programa, aunque con una mayor espalda por la victoria conseguida el domingo.

Por otro lado, también están quienes consideran que la medida tendrá otros efectos. Para la directora de C&T Asesores Económicos, María Castiglioni, los efectos sobre precios internos serán acotados dado lo que muestran las últimas experiencias de los dólares diferenciales que no consiguieron los resultados deseados.

"Hay una sequía de fondo, que afecta al sector que realiza el 70% de las ventas al exterior de la Argentina, pero también se están engendrando expectativas futuras por medidas más fuertes en caso de que Massa se convierta en presidente", argumentó.

Mientras que para la directora de CERX, Victoria Giarrizzo el resultado final será "más positivo que negativo". Debido a que, si bien, los precios están presionados por todos los frentes, el anuncio permitirá contener el mercado cambiario, y frenar uno de los canales que tiene impacto más directo y fuerte.