

El costo de mantener un estándar de vida de clase media en la Ciudad de Buenos Aires alcanzó cifras que hace pocos años hubieran resultado impensables.
Según el último informe del Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (IDECBA), correspondiente a noviembre de 2025, un grupo familiar compuesto por dos adultos de 35 años y dos hijos menores requirió ingresos superiores a los $ 2.076.904 para ser considerado parte de ese segmento social.
La medición se realizó sobre un hogar tipo donde ambos adultos trabajan y son propietarios de su vivienda. Este último punto resulta fundamental, ya que la ecuación cambia drásticamente para quienes alquilan.
Los datos oficiales establecen distintos escalones que permiten clasificar a los hogares porteños según su capacidad económica, revelando una realidad en la que superar la línea de pobreza está lejos de garantizar estabilidad.
El umbral de pobreza para ese mismo grupo familiar se ubicó en $ 1.308.061, determinado por el valor de la Canasta Básica Total (CBT), mientras que la línea de indigencia, medida a partir de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), quedó establecida en $ 703.325.
Estas cifras representan aumentos mensuales del 2,3% y 2,9% respectivamente, reflejando la persistencia de la presión inflacionaria sobre los hogares porteños.
La clasificación elaborada por el IDECBA distingue seis estratos socioeconómicos.

Por debajo de la línea de indigencia se encuentran quienes no logran cubrir las necesidades alimentarias básicas. Los denominados pobres no indigentes pueden costear la alimentación pero no la totalidad de sus necesidades esenciales. Luego aparecen los no pobres vulnerables, con ingresos entre la CBT y la Canasta Total (CT), esta última valuada en $1.661.524.
El segmento identificado como “medio frágil” se sitúa entre el valor de la CT y hasta 1,25 veces esa cifra, es decir hasta $2.076.904. Recién por encima de ese monto comienza la clase media propiamente dicha, que se extiende hasta quienes perciben cuatro veces el valor de la CT, llegando a $6.646.095. Los hogares con ingresos superiores a ese techo son catalogados como sectores acomodados.
La comparación con los indicadores nacionales evidencia la brecha de costos entre la Capital y el resto del país. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que a nivel nacional la CBA se situó en $566.364 y la CBT en $1.257.329 para una familia tipo. La diferencia porcentual resulta significativa: un hogar considerado pobre según los estándares porteños podría no serlo bajo los parámetros nacionales.
El factor alquiler modifica sustancialmente estos cálculos. Las cifras del IDECBA no contemplan el gasto en vivienda, un dato crítico considerando que se estima que el 35% de los hogares porteños no son propietarios. Durante el tercer trimestre de 2025, el valor promedio de alquiler en CABA alcanzó $454.388 para un monoambiente, $618.452 para dos ambientes y $939.565 para tres ambientes, montos que siguieron en ascenso durante el cuarto trimestre.
Al incorporar esta variable, los números cambian radicalmente. Una familia que alquila un departamento de dos ambientes necesitó superar los $2 millones mensuales solo para no caer en la pobreza. Si el alquiler corresponde a un tres ambientes, el ingreso requerido para alcanzar el piso de la clase media trepó por encima de los $3 millones. Esta realidad impacta especialmente en familias jóvenes o en proceso de formación, que suelen no ser propietarias.
La inflación porteña de noviembre, que marcó un 2,4% mensual, fue impulsada principalmente por aumentos en rubros sensibles para el presupuesto familiar.
Las carnes subieron 4,5%, las frutas 6,8%, el gas 5,5%, los servicios financieros 4,5% y la electricidad 3,6%. En lo que va del año, la carne acumuló un incremento del 39,4%, las frutas del 42,2% y los alquileres del 34,7%, todas cifras muy superiores a la inflación promedio.




