En las montañas del altiplano cundiboyacense, se esconde un rincón que combina salud, historia y naturaleza. Se trata de los termales de Guasca, un destino que encanta a cualquier época del año.
A solo 40 minutos de Bogotá, este lugar ha sido considerado sagrado desde tiempos precolombinos. Hoy, sus aguas minerales siguen atrayendo a quienes buscan una experiencia de bienestar profundo.
Guasca: un paraíso termal con historia ancestral
Las aguas termales de Guasca son 100 % naturales y se distinguen por su color ocre y su riqueza en minerales como el azufre y el calcio. Estas aguas mineromedicinales no tienen olor y son conocidas por sus propiedades terapéuticas.
Los antiguos muiscas ya valoraban estas fuentes por su capacidad curativa y espiritual. Allí realizaban rituales de sanación y conexión con la naturaleza, lo que aún se siente al sumergirse en sus cálidas piscinas.
¿Qué servicios ofrecen los termales de Guasca?
El centro termal cuenta con una piscina principal ancestral, donde se puede practicar hidroterapia, logoterapia y disfrutar de chorros relajantes. Los viernes se habilitan las piscinas romanas, y durante el fin de semana también hay acceso a jacuzzi, baño turco y Temazcal.
El lugar funciona todo el año y ofrece tarifas accesibles para pasadías. De lunes a viernes cuesta $38.000 por adulto, mientras que fines de semana y festivos el valor es de $40.000. Además, el centro cuenta con zonas de spa y relajación.
¿Cómo llegar y qué tener en cuenta?
Para llegar desde Bogotá se puede tomar un bus desde la Calle 72 con carrera 13, por la vía La Calera. El trayecto dura cerca de una hora y permite acceder fácilmente a este refugio natural.
El horario de atención es de lunes a jueves de 9:00 a.m. a 7:00 p.m., y de viernes a domingo hasta las 9:00 p.m. Las reservas pueden hacerse al 314 564 3103.