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En medio de un clima de creciente tensión global, el Papa León XIV volvió a sorprender con una intervención que resonó con fuerza en los pasillos del Vaticano. En un encuentro con los miembros de la Fundación Centesimus Annus, el Sumo Pontífice dejó de lado las fórmulas diplomáticas y envió un mensaje contundente: "No se puede callar más".

Sus palabras no fueron improvisadas. Habló de la urgencia de dar voz a los más pobres, de escuchar a quienes históricamente han sido silenciados y de incluir sus perspectivas en la construcción del pensamiento social y político de la Iglesia. Según el Papa, "los pobres tienen una mirada sobre el mundo que se acerca más a la de Dios" y, por eso mismo, ignorar sus voces es un error estratégico y espiritual.

Pero no se detuvo ahí. León XIV arremetió también contra los males que corroen el diálogo contemporáneo: la polarización, las noticias falsas, los gritos en lugar del debate. "Hoy, los gritos sustituyen al diálogo, y los argumentos irracionales contaminan el espacio público", advirtió. En ese contexto, reclamó una Iglesia que piense, que estudie y que sepa discernir, sin dejarse arrastrar por el ruido mediático ni las urgencias del momento.

En su intervención, también hubo tiempo para una reflexión más profunda sobre el papel de los movimientos populares y de los trabajadores en la doctrina social de la Iglesia. El Papa subrayó que "no basta con enseñar a los pobres la doctrina social", sino que deben ser reconocidos como protagonistas de su evolución y aplicación. En este punto, se alineó con las posturas más abiertas de su predecesor, aunque con un tono aún más directo y activista.

León XIV pone a los pobres en el centro del debate eclesial

León XIV parece decidido a marcar un rumbo claro: una Iglesia más comprometida con las periferias, menos pendiente de los centros de poder y más abierta a aprender de los márgenes.

Su mensaje no solo interpeló a los presentes, sino a todo el cuerpo eclesiástico y a los fieles: la fe no puede sostenerse sin justicia social, y la justicia no puede construirse si se excluye la voz de quienes padecen las consecuencias del sistema actual.

La declaración generó revuelo dentro y fuera del Vaticano. En redes sociales, activistas, religiosos y periodistas debatieron el alcance de sus palabras. Algunos lo celebraron como un giro necesario, otros lo vieron como una señal de fractura dentro de la Iglesia.

Mientras tanto, el Papa León XIV sigue hablando claro. Y su frase -"No se puede callar más"- ya se perfila como uno de los lemas más recordados de su incipiente pontificado.