

En la primera elección en 14 años sin Hugo Chávez Frías como candidato, Venezuela quedó anoche empantanada en un verdadero terremoto político, con el candidato oficialista Nicolás Maduro saliendo a festejar un triunfo ajustadísimo, de apenas 1,59 puntos porcentuales, y su contrincante Henrique Capriles Radonski desconociendo el resultado hasta que no se cuente voto por voto.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) informó que, con más del 99% de las mesas escrutadas, el ex sindicalista y hasta ayer presidente interino de Venezuela obtuvo el 50,66% de los votos frente al 49,07% que cosechó Capriles. El resultado, con una diferencia de apenas 1,59 puntos porcentuales o 233.935 votos, confirma un país totalmente polarizado tras 14 años de gobierno chavista y abre también interrogantes respecto al futuro político del país caribeño.
Si bien todas las encuestas lo daban como favorito al candidato que Chávez designó como su sucesor por antes de morir, el 5 de marzo, ninguna vaticinó una elección tan cerrada. Hasta hace un mes atrás, los sondeos le daban una intención de votos de entre 10 y 20 puntos. La semana pasada, esa diferencia se había acortado, mostraban los sondeos, a entre 6 y 8 puntos. Dije que si sacaba un voto de más ganaba, y si sacaba uno de menos perdía. Aquí estamos, pues, lanzó Maduro tras conocerse los resultados oficiales, ante una multitud convocada en las afueras del Palacio de Miraflores. El mal trago de una victoria tan apretada fue indisimulable para esa gran marea roja, que, lejos del entusiasmo triunfalista palpitado en otras ocasiones, apenas ovacionó un par de veces a Maduro.
El presidente electo cargó su discurso de referencias y agradecimientos a su padrino, el fallecido comandante Hugo Chávez, denunció un sabotaje, prometió cambios, que no precisó, y anunció una auditoría de los votos.
Poco después, Capriles salió a desconocer el resultado. Estamos hablando de una diferencia así de pequeñita. Le digo a usted, candidato del gobierno: El gran derrotado es usted. No vamos a pactar con nadie ni a reconocer el resultado hasta que no se revise este proceso, uno por uno de los votos, afirmó, tras asegurar que los datos que su comando de campaña manejaba daban un resultado distinto al leído por el CNE.
El resultado electoral revela que el chavismo perdió apoyo respecto a la elección presidencial que, hace seis meses, enfrentó a Chávez con Capriles. En esa oportunidad, el oficialismo obtuvo el 55,07% de los votos contra el 44,31% de la oposición. Y Chávez sacó 8.191.132 votos frente a los 7.505.338 de Maduro. La participación, contra lo que apostaba el chavismo, decayó de 80,4% a 78,7%.
Tras el cierre de mesas, a las 19.30 hora argentina, la CNE demoró más de 5 horas en dar el primer boletín oficial con tendencia irreversible, lo que extendió la expectativa del resultado, con los dos bandos mostrándose optimistas y Capriles, desde Twitter, denunciando intenciones de fraude.
Lo que vino después del sorpresivo resultado fue un verdadero terromoto político, con un Maduro visiblemente consternado por la poca diferencia y un Capriles exaltado, pidiendo un recuento de votos.
La jornada electoral se desarrolló en paz y normalidad, con excepción de algunas presuntas irregularidades puntuales.
Sin el carisma ni la oratoria de su mentor, Maduro emitió su voto pasado el mediodía, invocando con fervor religioso al Comandante Supremo y con la promesa de prolongar hasta 2019 su revolución socialista. Con sus nietos en brazos, metió su voto en la urna con una mano al corazón y mirando al cielo.
Mi vida la hice en los últimos 21 años alrededor del sueño de un hombre, de un gigante, y hoy cuando amaneció, amanecí con él, con su pensamiento, con su canto, con su obra y jamás pensé que iba a estar aquí. Pero estoy pues, estoy y batallando con un pueblo que está batallando en democracia, dijo Maduro.
Poco antes, Capriles, el joven abogado de 40 años nacido en el seno de una familia acomodada, había sufragado en una escuela de Caracas acompañado de su madre, rodeado de cientos de seguidores y usando los mismos zapatos que son su cábala en cada elección.










