Brasil cambia de régimen para atraer más inversión automotriz

Anfavea calcula que en 2015 legarán al sector alrededor de u$s 60.000 millones. Las empresas reflotan sus planes de expansión. Habrá premios por fabricar en el país e incentivos a la eficiencia energética

A pesar de establecer metas consideradas un desafío, el anuncio del régimen automotor fue bien recibido tanto por la industria local como por marcas que están desembarcando en Brasil.
El primer elogio surgió del empresario Sérgio Habib, que anunció la recuperación del proyecto que prevé la instalación de la planta china JAC Motors en Camacari (Bahía). Según Habib, el programa -que incluye reglas de transición para las nuevas fábricas-brinda viabilidad al emprendimiento de R$ 900 millones, que llegó a suspenderse a la espera de una definición sobre el nuevo marco tributario.
Además de establecer cuotas de importación de 4.800 autos por empresa habilitada, el nuevo régimen permite la generación de crédito tributario y la importación de autos sin los 30 puntos adicionales del IPI -en volumen equivalente a 50% de la futura capacidad instalada-a las marcas que vengan a levantar fábricas en Brasil.
En una nota, Chery, que invierte u$s 400 millones en una planta en Jacareí (San Pablo), dijo que el programa incentiva a la empresa a invertir cada vez más en el desarrollo de tecnologías.
En las cuentas de Anfavea, la entidad que abriga a las automotrices instaladas en Brasil, las inversiones de la industria automovilística -actualmente estimadas en u$s 22.000 millones, o u$s 44.000 millones, hasta 2015-subirán a entre R$ 50.000 y R$ 60.000 millones con el régimen automotriz, que tendrá vigor hasta 2017.
Al anunciar las reglas, el ministro de Desarrollo, Fernando Pimentel, calculó inversiones por R$ 5.000 millones solo con los proyectos de las chinas Chery y JAC Motors, de la japonesa Nissan, y de la alemana BMW, cuya fábrica se levantaría en Santa Catarina. En el caso de las nuevas industrias de camiones, el valor proyectado es de R$ 3.500 millones.
El presidente de Anfavea, Cledorvino Belini, dijo en una rueda de prensa la semana pasada, que la industria tendrá que invertir "mucho más" para alcanzar las metas establecidas en el régimen.
Solo en ingeniería e investigación y desarrollo, los gastos son de 0,65% de la facturación el año próximo -o un total de R$ 942,5 millones, considerando la facturación de la industria el año pasado en R$ 145.000 millones.
Para Belini, el régimen coloca a la industria automotriz en un nuevo ciclo tecnológico, además de ser un programa transformador, que promoverá inversiones en el país. Consideró también que el sector se tornará más competitivo tanto en Brasil, como a nivel internacional. "Al final del programa, Brasil estará apto para competir en nuevos mercados", aseguró.
Belini explicó que el país llegará a 2016 con metas de eficiencia energética comparables a los niveles que se practicarán en Europa en 2015.
Las automotrices tendrán que mejorar hasta 2017, obligatoriamente, el menos 12% la eficiencia energética (medida en megajoules) de los autos, lo que significa una reducción del consumo de combustible de 13,6% por kilómetro rodado.
El esfuerzo para evitar acciones de países extranjeros contra el nuevo régimen automotor en la Organización Mundial de Comercio (OMC) llevó al gobierno a crear lo que el secretario ejecutivo del ministerio de Desarrollo, Alessandro Teixeira, clasificó como "un programa extremadamente audaz de política industrial". En lugar de límites mínimos de contenido nacional, fijados oficialmente, el equipo económico determinó un aumento de 30 puntos porcentuales en el Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI), el año pasado, y, a partir de 2013, permitirá una reducción del tributo, proporcional a los gastos con partes y piezas de autos fabricados en el país o en el Mercosur.
Las empresas que no fabrican en el país tendrán que pagarlo. El descuento de gastos con piezas y partes se autorizará bajo la forma de crédito-premio del IPI: las empresas recibirán créditos equivalentes a una proporción de sus gastos en "insumos estratégicos" (término también adoptado para caracterizar el régimen automotor como un programa de incentivo tecnológico, permitido por la OMC). En 2013, para cada R$ 100 en "insumos estratégicos", las empresas tendrán créditos de R$ 130, para utilizar en la reducción de los 30 puntos adicionales de IPI.
Cada año que pasa, el porcentaje autorizado para reducir en el impuesto a pagar disminuye, pasando a 125% en 2014, 115% en 2015, 110% en 2016 y 100% en 2017. El presidente de la Agencia Brasileña de Desarrollo Industrial (ABDI) Mauro Borges, calcula que esos porcentajes de descuento equivalen a reducir integralmente en 2013 el adicional del IPI para los automóviles que hoy tienen 45% a 50% de sus partes y piezas fabricadas regionalmente, aumentando la exigencia hasta el equivalente a, en promedio, 70% de partes y piezas regionales en 2017, aproximadamente.
Sin embargo, Borges advirtió que esos porcentajes son un promedio aproximado, y no pueden compararse con las actuales exigencias de contenido nacional en el marco del Mercosur, de 65% para que los automóviles actúen en el marco del acuerdo de libre comercio del bloque. En ese 65% del Mercosur, las empresas están autorizadas a computar gastos con bienes "intangibles", como publicidad y gastos administrativos; en el nuevo régimen, solo se admitirán "insumos estratégicos", parte y piezas que se enumerarán en una ordenanza que se publicará en dos semanas.
Según el gobierno, en la práctica esos "insumos" serán componentes automovilísticos considerados elementos indispensables en los vehículos. La lista se someterá a la apreciación de las empresas del sector. "Si la empresa tiene el compromiso de colocar autos en el mercado, tiene que ser un compromiso con el desarrollo del mercado", comentó Teixeira, al explicar el abanico de incentivos y reglas del nuevo régimen, denominado Innovar-auto.
Desde abril, los técnicos del gobierno negocian con los interesados del sector, para garantizar el mínimo de resistencias al nuevo régimen automotor. Para desestimular acciones contra Brasil en la OMC, se crearon reglas que reducen las exigencias - y tributos-- para empresas con pequeña producción en el país y se concedieron cuotas de importación, equivalentes al promedio de los tres años anteriores.

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