CONTACTOS SUBTERR NEOS PARA SUMAR APOYOS DESPUÉS DE LAS PRIMARIAS

Scioli habilita una diplomacia paralela con opositores y peronistas críticos

Karina Rabolini se cruzó esta semana con De la Sota y Rodríguez Saá. Es una de las mensajeras del "diálogo y el consenso". Scioli se sumó y prometió trabajar con los opositores Cornejo y Schiaretti

De campaña en San Juan ella para apoyar a su esposo Daniel Scioli y él por su interna con Sergio Massa Karina Rabolini y José Manuel De la Sota se cruzaron en la escalera del hotel en el que ambos se alojaban. "Ojalá en el futuro trabajemos juntos", deseó la ex modelo. "Hoy estoy un poco alejado de tu marido", se excusó el gobernador cordobés, que coqueteó con volver al PJ oficial pero huyó espantado por Carlos "Chino" Zannini.

La tropa naranja, hoy desteñida en un celeste y blanco K, desde la cuenta de Twitter de la presidenta de la Fundación Banco Provincia, se encargó el pasado lunes de difundir el azaroso encuentro. Lo mismo con otro instantánea del día siguiente, menos casual, que también rememora las épocas en las que el sciolismo incomodaba a la Casa Rosada con imágenes. De visita en San Luis, en la redacción de La República, propiedad de los hermanos Rodríguez Saá, Karina fue recibida por uno de ellos, por "El Alberto", que le regaló un Malbec de su producción, bautizado Calígula. En el anterior viaje de la esposa de Scioli a la misma provincia, el periódico de los puntanos prefirió no entrevistarla.

En el medio, ocurrió una desmentida de Adolfo Rodríguez Saá sobre un supuesto pacto para post-PASO aún superando el piso del 1,5% apoyar al ex motonauta. En La Plata no lo descartan: cada décima en octubre es valorada como oro, soñando una abultada diferencia con el segundo para ganar en primera vuelta.

Ambas son postales de una suerte de diplomacia paralela del sciolismo como si ya fuera 10 de agosto.

Coronado por Cristina Fernández de Kirchner como candidato único, los primeros puentes que tendió Scioli fue con el núcleo duro K que se extienden hasta la actualidad, con una cita pendiente con Hebe de Bonafini. Su histórica proclama de "dialogo y consenso" se distribuyó en backchannels con otras fuerzas o con peronistas con la entrada vedada a la Casa Rosada, a través de sus "embajadores": su mujer, su hermano José "Pepe" Scioli, su jefe de Gabinete Alberto Pérez y el despedido Juan Carlos "Chueco" Mazzón, que tiene la promesa de volver a su viejo despacho en Balcarce 50.

Con la interna ya ganada, el gobernador bonaerense envía con mensajeros la visión de que es el mismo Scioli de siempre. "Me gustaría que todos respalden a Daniel. No me resultaría extraño que el socialismo acompañe, porque Scioli tiene diálogo con todo el mundo", recordó Rabolini la semana pasada en Rosario. El mismo discurso, pero más que expresiones de deseos, se jura en vasos comunicantes entre la tropa naranja y el MPN neuquino; el gobernador rionegrino Alberto Weretilneck, que quedó huérfano de presidenciable tras despedirse del massismo; y hasta con el chubutense Mario Das Neves, que competirá con lista corta frente al candidato K oficial, el actual mandatario Martín Buzzi. "Sumar todo lo que se pueda", es la máxima naranja.
Volviendo a la senda del sciolismo, como contó este diario el lunes, la diplomacia naranja empieza a ser oficial. "Me reuniré con el gobernador electo por el desarrollo de Mendoza", prometió el propio Scioli cumplir con el radical Alfredo Cornejo que había firmado con el derrotado, el peronista Adolfo Bermejo. Y ayer se conoció un spot único en su campaña, dirigido al pueblo cordobés, que sufrió la pelea de los gobiernos nacional y provincial: "Me comprometo a trabajar con el gobernador Juan Schiaretti para solucionar lo que está pendiente", sentencia.

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