Esta vez, la apuesta no fue una figura del espectáculo, ni del deporte. Tampoco un notable extrapartidario. Mauricio Macri eligió a Iván Petrella, un académico de 43 años y director de la Fundación Pensar, la usina de ideas del PRO, para encabezar la lista de legisladores porteños de esa fuerza, que irá pegada a la boleta de diputados y senadores nacionales el 27 de octubre. La jugada es audaz. Hijo del ex vicecanciller de Carlos Menem, Fernando Petrella, el flamante candidato del macrismo es un intelectual con un curriculum brillante. Licenciado en Relaciones Internacionales (Georgetown), con posgrado en Teología y un doctorado en Harvard en Filosofía, Religión y Derecho, es respetado por los sectores liberales y el mundo académico. Pero no tiene experiencia en la política partidaria, más allá de la generada por la relación familiar. Es, además, un desconocido para el exigente electorado porteño, y ha vivido durante más de 15 años en los Estados Unidos. Algo que podría complicarlo en el debate frente al postulante de UNEN, Gustavo Vera, acostumbrado a caminar en el barro por sus denuncias de corrupción realizadas al frente de la ONG La Alameda, que supo alentar el entonces cardenal Jorge Bergoglio.


Quienes conocen a Petrella aseguran que buscará diferenciarse del aliado de Elisa Carrió con su estilo sereno y su predisposición a generar consensos. Y apostará, en sintonía con el discurso del PRO, a la coherencia, la claridad y diversidad de ideas. Las mismas fuentes juran que se muestra entusiasmado por sumar sus inquietudes sociales y bajar a la política las ideas de los intelectuales para pensar un país mejor.


Su perfil encaja a la perfección con el postulado macrista que procura la renovación de la política y la promoción de figuras nuevas. Macri lo ungió en soledad, luego de escuchar las recomendaciones de Gabriela Michetti, una buena amiga de Petrella. Pero fue el secretario General Marcos Peña el que lo acercó al PRO en 2010, cuando lo invitó a ser parte de la Fundación Pensar. Se conocían de adolescentes y tras varias conversaciones con Miguel Braun, el presidente de esa usina encargada de formar los cuadros técnicos y varias de las políticas del PRO Petrella no dudó un minuto en regresar al país. Cuentan en su entorno que sus ganas de volver a Buenos Aires eran inmensas, al punto de dejar la titularidad permanente de la cátedra de Estudios Religiosos de la Universidad de Miami, ciudad donde residió en los últimos años.


Petrella se había ido a estudiar a Harvard en la década del 90, tras ganarse la vida como profesor de tenis. Terminó sus posgrados en mayo de 2002 y cuando tenía todo listo para encarar un proyecto laboral en la Universidad Torcuato Di Tella, la crisis argentina frustró la apuesta y lo dejó varado en el país del norte hasta la invitación del PRO. Se desquitó años más tarde. En la actualidad da clases en esa casa de altos estudios y en la Universidad de San Andrés. Apasionado por el Tango, con una novia que también milita en el PRO, Petrella mostró su lado más sensible y agradeció las felicitaciones en su cuenta de Twitter, tras el anuncio hecho por Macri en un canal de televisión. Anoche pareció darse cuenta del arduo camino que le espera: Van menos de 24hrs como candidato a legislador y ya me salieron las canas de Obama, escribió.