La lucha por el precio de los medicamentos

En medio del desconcierto por el fracaso en el control de los precios de los medicamentos, el Gobierno nacional apela ahora, tarde y en forma desesperada, a desempolvar dos viejas iniciativas: la denominada comúnmente ley de prescripción de medicamentos por su nombre genérico y la producción pública de medicamentos. Ninguna de estas estrategias tendrá el impacto esperado en el control de precios y asistiremos nuevamente a la frustración de dos iniciativas correctas y positivas.
Los motivos del fracaso de esas iniciativas son variados pero tienen que ver con el contexto económico y con la falta de credibilidad hacia la administración nacional. Ambas propuestas deben ser políticas de Estado a largo plazo y requieren de una gestión adecuada y prolongada en el tiempo, y no ser utilizadas como políticas cortoplacistas cuando se tiene la soga al cuello.
En el primer bimestre de este año, los medicamentos lideraron los aumentos de precios con un 21,7%. Lejos de bajar, en mayo pasado, según el INDEC, volvieron a convertirse en uno de los rubros que más incrementos registró. Evidentemente, el acuerdo con el sector no funcionó.
Según un informe de IMS Health Región Sur, el mercado de medicamentos en América Latina se incrementó en un 14%, principalmente a expensas de Argentina y Venezuela (muy por encima del de Europa que creció un 1,4%, Norteamérica que lo hizo en un 1,2 y Japón en un 3,1).
Al mismo tiempo, se verificó en nuestro país una desaceleración del crecimiento en la venta de unidades por el cual se desprende que el principal factor de crecimiento en Argentina y Venezuela fue el incremento de precios, una realidad claramente regresiva.
La población de menores recursos es la que destina un mayor porcentaje de sus ingresos a los medicamentos en comparación a la población de mayor poder adquisitivo. Cualquier variación en los precios disminuye el acceso a ellos. Se estima que el gasto en medicamentos en nuestro país representa alrededor del 32% del gasto total de salud o sea más de $ 95 mil millones.
La lucha por el precio de medicamentos se debe insertar en una política coherente que ataque las causas reales de la inflación. Su tratamiento debe dejar la órbita de la Secretaría de Comercio para pasar a la de Salud, desde donde debe diseñarse una verdadera política nacional de medicamentos, que incluya la creación de una agencia de evaluación de tecnología, la elaboración de protocolos, la creación de un seguro de enfermedades denominadas catastróficas para toda la población y una política de investigación y desarrollo agresiva.
Recién entonces aquellas iniciativas desempolvadas por el Gobierno, correctamente gestionadas, podrán aportar una contribución a la fijación de precios de los medicamentos.
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