La inseguridad aqueja a Scioli, que muestra diez mil policías, a Berni y gendarmes en el conurbano

En el conurbano bonaerense, donde se define gran parte de la elección nacional, el 70% de sus habitantes evalúa negativamente la gestión en seguridad. Quizás allí no preocupe tanto el cepo o la resolución del conflicto con los buitres, pero sí sus consecuencias en la vida cotidiana. Lo saben los intendentes que en análisis realistas, lejos de relatos exitistas, confiesan que sólo una mejora de la situación económica y de la problemática del narcotráfico y la inseguridad podrá salvarlos de lo que más temen: una derrota en el pago chico. Más de uno, si tuvieran fondos y una orden de la Nación y la Gobernación que los habilitara, hasta pagarían un bono de fin de año que alivie los bolsillos de sus empleados. Todo eso, aseguran, y la definición de Cristina Fernández de Kirchner a favor de uno u otro candidato presidencial, ayudaría a inclinar la balanza en el 2015.

Al tope de las encuestas está la inseguridad en la mayoría de los distritos con mayor densidad de votos. Lo muestran sondeos que encargan y mantienen en reserva los barones del conurbano.

Daniel Scioli no desconoce esta situación.

Los símbolos en el peronismo son parte del lenguaje. Y a través de imágenes como lo ha hecho tantas veces se expresa el gobernador. En menos de una semana dos veces se mostró con el secretario de Seguridad Sergio Berni. Sus equipos de comunicación se encargaron de difundir fotos y elogios mutuos de ambos encuentros: el primero en un seminario de seguridad convocado por la fundación TAEDA de Mario Montoto y el segundo el miércoles último en Pilar, junto a la ministra de Seguridad Cecilia Rodríguez en la reunión del Consejo de Seguridad Interior. Un dato no menor: Scioli fue el único gobernador presente. Sucede que Berni representa la pelea contra la inseguridad y el narcotráfico y hasta responde al reclamo de mano dura de algunos sectores en todo el país. Le "pone el cuerpo" a los conflictos, remarcan a su favor algunos funcionarios que también señalan que en ocasiones tiene una "excesiva exposición". Lo que llamó la atención fueron sus reiterados halagos para con el gobernador, sobretodo de algunos que confiesan haberlo oído decir exactamente lo contrario.

Pero los tiempos cambian y en Buenos Aires Berni mide bien.

En su misma línea, el ministro bonaerense Alejandro Granados se ha embanderado en el sciolismo y también sus fotos distribuyendo patrulleros o en escuelas de policías se difunden casi a diario como muestra de gestión.

Sin embargo persiste un tremendo interrogante: ¿cómo llegar a las PASO de agosto con un cambio de sensación?

La respuesta la da un importante operador del gobernador bonaerense: inundando la Provincia con los flamantes uniformados, diez mil policías a los que Scioli les tomará juramento el próximo 1º de diciembre.

El martes 2 esos graduados serán distribuidos por todo el territorio: 5000 serán asignados a los municipios de la costa para el Operativo Sol; 3000 irán al conurbano y 2000 a los municipios del interior. La promesa es que de los que patrullarán las playas y rutas, después del 15 de febrero, 3000 se queden en la zona y los otros 2000 se muden al caliente conurbano.

A mediados de marzo, además, debutarán las policías locales en Lanús, Avellaneda, Lomas de Zamora, La Plata e Ituzaingó, lo que llevaría a duplicar la presencia policial en los pronósticos más optimistas.

Antes, habrá que superar un diciembre que será el último previo a la elección presidencial y el último de Cristina Fernández de Kirchner como Presidenta. El cambio de estrategia es notorio y el estado de alerta evidente. En la cumbre de seguridad de Pilar, a la que sólo faltaron el ministro de Chubut y el de Catamarca, la ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez, advirtió: "Cualquiera que quiera aprovechar cualquier circunstancia para jugar con nuestras conducciones políticas, para desestabilizar algún proceso en nuestro territorio federal se va a encontrar con una respuesta unificada de nuestras fuerzas provinciales, de la conducción política de este ministerio y de las fuerzas federales en conjunto con el Poder Judicial y el ministerio público". No había sido así un año atrás, cuando se desató el conflicto en Córdoba con policías provinciales autoacuartelados y que derivó en una serie de alzamientos por la no colaboración entre provincias y Nación. Esa foto es la que se buscará evitar con cientos de gendarmes en los distritos bonaerenses más sensibles.

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