Empujones y zancadillas en el país donde las víctimas de la AMIA nunca paran de sangrar

Las víctimas del atentado a la AMIA nunca paran de sangrar. Si la Justicia funcionara razonablemente en la Argentina, ayer la Cámara de Casación debería haberse pronunciado sobre la constitucionalidad del denigrante memorandum que planteaba un Pacto con Irán para que una llamada Comisión de la Verdad evaluara las pruebas y las acusaciones contra los sospechosos de haber ordenado y consumado el ataque que mató a 85 argentinos e hirió a otro millar.

En lugar de éso, la Corte Suprema de Justicia rechazó el pedido de un fiscal para que el juez subrogante de la Casación, Luis María Cabral, pudiera votar sobre la constitucionalidad o no del Pacto. La Corte cree que el pedido es técnicamente incorrecto y pide que el reclamo este sostenido en una causa judicial. El argumento es razonable pero le permite al Gobierno ganar tiempo para que el memorandum no sea condenado antes de que la Presidenta termine su mandato. Ese, justamente, era el objetivo K.

Todo vale en el universo kirchnerista. Sacaron al juez Cabral de un empujón de la estratégica Cámara de Casación y, en 48 horas, hasta llegaron a demorar un avión de Aerolíneas Argentinas en el Chaco para que el Consejo de la Magistratura pudiera coronar la zancadilla en defensa de los planes oficialistas. El resultado es que el Pacto con Irán sigue siendo reivindicado por los funcionarios. El resultado es que todavía no se sabe porqué murió el fiscal Alberto Nisman un día antes de denunciarlo. Ni se sabe cuándo las víctimas de la AMIA podrán tener un poco de paz.

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