

El RS-28 Sarmat, también conocido como "Satán II", es el misil intercontinental más potente jamás desarrollado por Rusia. Capaz de cargar múltiples ojivas nucleares y de alcanzar objetivos a casi 18.000 kilómetros de distancia, representa una de las mayores amenazas globales en un hipotético conflicto como la Tercera Guerra Mundial.
A pesar de su alcance global y su enorme poder destructivo, hay al menos un territorio que, por su ubicación y características, tendría más chances que otros de mantenerse al margen de un ataque directo con esta arma.

¿Qué es el misil nuclear "Satán" y por qué genera tanto temor?
El RS-28 Sarmat fue diseñado para reemplazar al antiguo SS-18 y superar todos los sistemas antimisiles existentes. Su desarrollo comenzó en la década de 2000 y, tras pruebas exitosas, entró en servicio alrededor de 2021.
Especificaciones destacadas del RS-28 Sarmat:
- Alcance estimado: 10.000 a 18.000 kilómetros
- Capacidad de carga: hasta 10 toneladas
- Ojivas: 10 grandes, 16 pequeñas o vehículos hipersónicos
- Propulsión: tres etapas, combustible líquido
- Base de lanzamiento: silos terrestres
Este misil puede transportar múltiples ojivas nucleares que impactan en distintos objetivos de manera simultánea. Además, su trayectoria impredecible lo hace prácticamente imposible de interceptar con sistemas defensivos actuales.

¿Cuál es el único territorio que podría sobrevivir a un ataque nuclear global?
Aunque el RS-28 Sarmat tiene la capacidad técnica de alcanzar cualquier punto del planeta, no todos los territorios serían blancos viables en un conflicto nuclear.La Antártida surge como el único lugar con altas probabilidades de no ser atacado.
Motivos por los que la Antártida quedaría fuera del blanco:
- No posee objetivos militares, ciudades ni infraestructura estratégica
- Está protegida por tratados internacionales que prohíben actividades bélicas
- Su ubicación extrema la deja al margen de las trayectorias lógicas de ataque
En un escenario de guerra mundial, donde se priorizarían blancos estratégicos, centros urbanos e infraestructuras críticas, la Antártida no representaría ningún interés militar. Por eso, aunque el "Satán II" puede destruir casi cualquier lugar, este remoto territorio tendría altas probabilidades rincón intacto del planeta.


