

Lo que parecía una historia exclusiva de los libros de ciencia ficción está ocurriendo ante nuestros ojos: el continente africano está comenzando a dividirse en dos, y el proceso ya es visible.
Científicos de todo el mundo siguen con atención este fenómeno geológico único, que podría derivar en la formación de un nuevo océano en África.
Un continente en transformación: el Rift de África Oriental
La fractura tiene nombre y recorrido. Se trata del Sistema del Rift de África Oriental, una enorme grieta de más de 6.000 kilómetros de largo que atraviesa países como Etiopía, Kenia, Uganda y Mozambique.
Este fenómeno ocurre en una de las regiones más inestables geológicamente del planeta, donde tres placas tectónicas -la africana, la somalí y la arábiga- se están separando lentamente desde hace más de 25 millones de años.

Hoy, ese lento movimiento empieza a dar frutos visibles: valles hundidos, cadenas montañosas volcánicas y desplazamientos de tierra que ya pueden observarse sin instrumentos científicos. En el corazón del proceso está el Cuerno de África, una zona clave en la geografía, la biodiversidad y la logística internacional.
¿Se está creando un nuevo océano?
Los geólogos advierten que, si el proceso continúa, el Cuerno de África podría separarse del continente principal en el futuro, convirtiéndose en una enorme isla. Entre ambos territorios surgiría un nuevo océano, que modificaría la fisonomía de la región para siempre.
"La apertura de un océano ocurre cuando un continente se fractura por completo", explicó el geólogo Gilles Chazot, profesor de la Universidad de Bretaña Occidental. Según su análisis, lo que sucedió cuando África y América se dividieron para formar el océano Atlántico, podría estar repitiéndose en África Oriental.
Una grieta que crece a la vista
El evento más impactante ocurrió en Etiopía en 2005, cuando una grieta de 60 kilómetros se abrió repentinamente en el suelo. En cuestión de minutos, el terreno se desplazó dos metros, un fenómeno que normalmente llevaría siglos. Ese acontecimiento cambió la forma en que la ciencia observa el proceso: la separación podría acelerarse mucho más de lo que se creía.
En lugares como el desierto de Afar, la fractura ya es parte del paisaje. La tierra se hunde, los volcanes se activan y los suelos se separan a razón de milímetros por año. Pero aunque parezca poco, en términos geológicos es una velocidad asombrosa.
Consecuencias globales: rutas comerciales, clima y biodiversidad
La fractura africana no es solo una curiosidad para geólogos. Su impacto podría ser global. La región se encuentra cerca del Canal de Suez, una de las vías comerciales más importantes del planeta. Un cambio geográfico de esta magnitud podría alterar rutas marítimas, afectar ecosistemas únicos y generar desplazamientos humanos por cambios en el terreno y el clima.
Además, la región es hogar de una biodiversidad única, con especies que podrían verse afectadas por las transformaciones en el relieve y el clima local.
Un recordatorio de que la Tierra está viva
A diferencia de otras transformaciones lentas e imperceptibles, esta fractura continental en África es uno de los pocos procesos geológicos que se pueden observar en tiempo real. Es un recordatorio de que nuestro planeta está en constante evolución.
El nuevo océano africano aún no tiene nombre, pero los científicos ya están imaginando cómo será el mundo cuando esta enorme grieta termine de abrirse. Podría tardar millones de años o sorprender con otra aceleración. Lo único cierto es que estamos presenciando el nacimiento de una nueva era geológica.





