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Mantener una limpieza regular de la casa, por ejemplo trabajando en la eliminación de polvo, ácaros del polvo y alérgenos, contribuye a mejorar la calidad del aire interior. Respirar aire limpio y fresco en casa es esencial para la salud respiratoria y puede ayudar a prevenir problemas como alergias y asma.

De igual manera, una casa limpia y desinfectada contribuye a prevenir la propagación de gérmenes y enfermedades. La limpieza regular de superficies, especialmente aquellas de alto contacto como pomos de puertas y mesas, puede reducir el riesgo de infecciones y mantener a tu familia saludable.

A su vez, un hogar limpio y ordenado tiene efectos positivos en la salud mental. Vivir en un entorno limpio y organizado puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y promover una sensación de bienestar general.

El objeto más sucio de la casa no es el que todos piensan

Lo normal es pensar que objetos que se usan a diario como los platos, cucharas y recipientes estarían entre los más sucios.

Dejar los trastos sucios llama la atención de animales e insectos desagradables que buscan comida, como cucarachas y ratones. Sin embargo, estos no son los objetos más sucios de la casa.

Mantener la limpieza de la casa es fundamental pero pocos saben cuál es el objeto más sucio. Fuente: Archivo
Mantener la limpieza de la casa es fundamental pero pocos saben cuál es el objeto más sucio. Fuente: Archivo

En realidad, uno de los objetos más sucios del hogar son las almohadas. Esto sucede porque se usan todos los días y están en contacto con todas las secreciones que generamos al dormir, como puede ser el sudor o células muertas del día. A esto se suma el polvo que se encuentra en el interior de la habitación.

Esta suciedad, que muchas veces pasa inadvertida, representa un peligro para la salud, puesto que, también pueden almacenar entre sus telas e hilos hasta 3 millones de bacterias, lo que representa 17 mil veces más la cantidad de microorganismos que habitan el inodoro del baño.

Lo mismo vale para las sábanas y cobijas de nuestra cama, que sufren la misma exposición a la suciedad y deberían ser cambiadas todos los días aunque pocos lo hacen.