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Los datos del último informe del Banco Central (BCRA) sobre inversión extranjera directa (IED) exponen una señal clara: las multinacionales volvieron a girar utilidades y dividendos al exterior, algo que había estado virtualmente bloqueado durante los años de estricto cepo cambiario.
Más que una ola de nuevos capitales, lo que se observa en el segundo trimestre de 2025 es una normalización de los flujos corporativos, con menos endeudamiento intrafirma y un manejo más flexible de las ganancias.
La IED en la Argentina mostró un repunte marcado en el segundo trimestre de 2025, luego de un inicio de año débil.
Según los datos del BCRA, los flujos netos alcanzaron los u$s 2.866 millones contra los u$s 611 millones registrados en el primer trimestre.
Giro en la dinámica de la inversión
En el segundo trimestre de 2025, las firmas extranjeras distribuyeron utilidades y dividendos por u$s 1204 millones, el nivel más alto en más de dos años. En tanto, la tasa de reinversión, que mide qué proporción de las ganancias se reinvierte en el país, cayó al 63%, luego de haber rondado el 70%/80% durante 2023 y 2024.
El mensaje detrás de esa baja parece claro: las empresas vuelven a repatriar una parte relevante de sus utilidades, luego de años en los que esos flujos quedaban atrapados por las restricciones cambiarias.
Camilo Tiscornia, de C&T Consultores, dijo a El Cronista que lo que se observa en este reporte es un cambio claro respecto al gobierno anterior en el componente de deuda intraempresa.
“En aquel entonces, esa partida era mucho más grande debido a que las restricciones al pago de importaciones generaba un fuerte endeudamiento de las filiales locales con sus casas matrices. A partir del actual gobierno, esa barra se reduce de manera marcada, lo cual representa un signo saludable”, sentenció Tiscornia.
Además, Tiscornia destacó que se registró un mayor giro de utilidades y dividendos en comparación con el período previo, algo directamente vinculado con la apertura del cepo cambiario.
“Por último, en lo que respecta a los aportes de capital, desde el año pasado se mantienen en torno a los u$s 800 o u$s 900 millones por trimestre, un nivel considerablemente más alto que el observado anteriormente”, aseveró y concluyó: “Esa es la lectura principal que dejan los datos del informe”.

El economista Federico Glustein, en declaraciones a este medio, matizó con Tiscornia aunque advirtió: señaló que, “Hay que decirlo claramente: el cepo que aun persiste a las empresas genera que muchas hagan reinversión de utilidades porque no pueden exteriorizar ganancias. Eso distorsiona los datos, porque parte de lo que figura como inversión en realidad es capital retenido".
Glustein advirtió que, después del ajuste, se nota cierta confianza, al menos en el plano empresarial, “por la mirada que tiene el Gobierno. Eso puede considerarse un dato positivo”.
También destacó el aumento de la deuda intrafirma que puede leerse en dos sentidos: “Por un lado, refleja confianza de las casas matrices en sus filiales locales; pero por otro, muestra todavía algo de inestabilidad en la inversión”.
Para Glustein, lo que se observa en los datos es que algunos sectores, como la minería, tuvieron un incremento fuerte en la inversión, “lo cual puede ser favorable para el modelo económico del gobierno”.
En general, el experto validó que los números son buenos, “aunque podrían ser mejores si la economía se estabiliza”.
Para Glustein, hay muchos anuncios y expectativas sobre el rumbo local, y si bien algunos sectores ya están cumpliendo, “todavía falta consolidar el nivel de inversión que el Gobierno busca atraer”.
“Es, en definitiva, un dato alentador, un avance respecto a lo que se veía antes, pero aún con espacio para mejorar”, concluyó.
Deuda intrafirma en retroceso
El otro gran cambio visible es la reducción del endeudamiento intrafirma. Durante el período 2020–2023, las filiales argentinas se vieron obligadas a acumular deuda comercial y financiera con sus matrices por la imposibilidad de girar pagos al exterior, tal como señaló Tiscornia.
Ese fenómeno infló artificialmente la IED: buena parte del “ingreso” registrado eran pasivos que surgían de importaciones impagas o préstamos compensatorios.
Con la apertura del cepo y la regularización de pagos, esa dinámica se va desarmando. En 2025, las transacciones de deuda muestran un saldo mucho más equilibrado y un flujo que refleja operaciones genuinas, no obligaciones forzadas.
“Se ve una corrección saludable: la barra de deuda se achica, lo cual indica que las empresas están regularizando sus balances con las casas matrices”, resumió el economista consultado.
Aportes estables, pero en niveles más sólidos
El componente de aportes de capital también muestra continuidad y estabilidad. Desde mediados de 2024, se mantienen en el rango de u$s 800 a 1.000 millones por trimestre, según el BCRA. Ese flujo, aunque modesto, es más del doble de lo que ingresaba entre 2020 y 2022, cuando la incertidumbre macro y los controles de capital mantenían prácticamente cerrada la puerta de las nuevas inversiones.
Hoy, el comportamiento de los aportes sugiere que las compañías mantienen sus proyectos activos en el país, incluso mientras repatrian utilidades.
“Hay un equilibrio más sano: las empresas ya no están atrapadas, pueden girar dividendos y seguir aportando capital donde ven oportunidades”, explicaron desde una consultora financiera.
La inversión extranjera directa totalizó u$s 2.866 millones en el segundo trimestre, pero el dato más relevante no es el monto, sino la composición del flujo.
Para los economistas, esta dinámica es típica de una economía que sale de un régimen de restricciones severas: primero se normalizan los flujos, y recién después llegan los nuevos capitales.
En el arranque de 2025, la IED se había estancado: la combinación de pagos por fusiones y adquisiciones (u$s -1.182 millones) y desendeudamiento intercompañía (u$s -182 millones) había dejado al país con uno de los niveles más bajos de ingreso neto de capital desde la pandemia.
Tres meses después, el escenario parece estar en plena transformación: los ingresos por deuda entre empresas vinculadas treparon a u$s 1457 millones, los aportes de capital subieron a u$s 977 millones, y la reinversión de utilidades avanzó a u$s 1684 millones.

La minería sigue al frente y leves avances en industria y comercio
En el segundo trimestre se observó un cambio parcial en la composición sectorial. Si bien la minería concentra la mayor parte de los aportes de capital (u$s 704 millones, +13% interanual), los flujos totales de IED reflejaron salidas netas en ese rubro.
En paralelo, la industria manufacturera (u$s 116 millones) y el comercio (u$s 89 millones) mostraron leves incrementos, lo que sugiere una diversificación incipiente del destino de los capitales, aunque sin un cambio de liderazgo sectorial.
Otro cambio clave se observa en el origen de los flujos. En el primer trimestre, Estados Unidos era el principal origen de la IED con el 17% del stock total, seguido por España (15%) y Países Bajos (13%).
En el segundo trimestre, España tomó la delantera con u$s 633 millones, seguida por Reino Unido (u$s 587 millones) y Estados Unidos (u$s 569 millones), mientras que Países Bajos registró salidas netas por u$s 833 millones.
La composición confirma una mayor participación europea en los nuevos flujos, aunque el liderazgo estructural sigue en manos de los mismos tres países que, juntos, concentran el 44% del stock total de IED en la Argentina.




