Hace un par de semanas intercambié ideas sobre la Reserva Federal con Curtis Yarvin, el bloguero autoproclamado "populista autoritario" que recientemente dio consejos políticos a Elon Musk.
Sus teorías podrían hacer palidecer a los observadores de la Fed. No se trata sólo de las amenazas siempre en aumento del presidente Donald Trump de despedir al presidente de la Fed, Jerome Powell; Yarvin también quiere que Trump acabe con la independencia de la Fed poniéndola bajo el control del Tesoro, para que pueda reestructurar la deuda estadounidense de 37 billones de dólares y "desconectar" sus finanzas del resto del mundo. "Mi audaz plan consiste en fusionar la Fed y el Tesoro y revaluar los activos", explicó. "Es muy incorrecto considerar las obligaciones del Tesoro como deuda: son acciones restringidas".
¿Es una locura? La mayoría de los economistas gritarán "sí". También lo harían los mercados: cuando Trump indicó esta semana que podría despedir a Powell, el precio del dólar y de los bonos del Tesoro se tambaleó. Ni siquiera Yarvin espera que sus ideas despeguen pronto. Sin embargo, también insiste en que si la deuda sigue aumentando, "esto [con el tiempo] parecerá menos ridículo". Y aunque muchos discreparán vehementemente, sería un profundo error ignorarle.

Después de todo, Musk no es el único admirador de Yarvin; figuras como el vicepresidenteJ.D. Vance han citado sus ideas con aprobación, y muchos funcionarios de nivel medio de Trump siguen sus blogs.
De este modo, sus "locos" conceptos se están filtrando en las conversaciones en torno a la administración. No hay más que ver, por ejemplo, la especulación actual de que si Trump despide a Powell podría pedirle aScott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, que dirija ambas instituciones.
No hay indicios de que Powell vaya a marcharse de verdad, ni de que el Congreso vaya a aceptar la doble función de Bessent. Pero la llamada "ventana de Overton" (es decir, la gama de políticas consideradas aceptables) se está ampliando. O como ha escrito el politólogo Julian Waller: "Los teóricos estadounidenses del autoritarismo siguen siendo por ahora figuras de nicho... Sin embargo, la naturaleza particularmente abierta y emprendedora de estos proyectos intelectuales ha encontrado un público cada vez mayor entre los descontentos".
La izquierda también está desplazando la ventana de Overton. No hay más que ver el ascenso de Zohran Mamdani, autoproclamado socialista demócrata de Nueva York, o una nueva encuesta del grupo derechista Cato que muestra que al 62% y al 34% de los votantes de entre 18 y 29 años les gusta el socialismo y el comunismo, respectivamente. De hecho, el politólogo Dennis Snower afirma que, si bien "la división izquierda-derecha sigue siendo influyente" en la política, "en muchos países se ha transformado en una feroz batalla entre populistas y la 'élite'", que a menudo se desarrolla en las redes sociales y en foros.
¿Cómo deben responder los inversores? En primer lugar (y lo más obvio), es crucial exponerse a la gama más amplia posible de ideas, aunque se odien; esconderse en una acogedora burbuja de opinión es peligroso.
Aunque los blogueros populistas parezcan marginales, pueden dar forma sutilmente a futuros debates dominantes, ya sea en torno a un impuesto sobre la riqueza, el control de los alquileres, la reestructuración de la deuda estadounidense o una fusión de la Fed y el Tesoro. Si se quiere entender de dónde vino la visión de Musk sobre DOGE, merece la pena echar un vistazo a los posts y conferencias de Yarvin de 2012 sobre "RAGE" (acrónimo en inglés de jubilar a todos los empleados públicos).

En segundo lugar, los inversores deben fijarse en la forma en que los populistas influyeron en anteriores ocasiones en los precios de los activos. A menudo se presume que los populistas de izquierdas son los que más daño causan al mercado, debido a su enfoque en la redistribución y la expansión fiscal. Un estudio de 2021 sobre historia financiera realizado por Sebastian Stöckl y Martin Rode sostenía que "el éxito de los partidos populistas tiene un impacto directo en la volatilidad de los principales índices de los mercados nacionales", y que era peor bajo la variante de izquierdas.
Sin embargo, un estudio más reciente de Manuel Funk, Moritz Schularick y Christoph Trebesch afirma que la amenaza no procede únicamente de la izquierda. Tras estudiar 51 regímenes populistas desde 1900, concluyen que "al cabo de quince años, el PIB per cápita es un 10% más bajo" con los populistas que de otro modo. Y aunque al principio los populistas de izquierdas perjudican más a los precios de los activos, al cabo de unos años sus homólogos de derechas hacen el mismo daño (cuando no más).
¿La razón? Los populistas de derecha suelen socavar el Estado de Derecho y entrometerse en los mercados (por ejemplo, con aranceles). Como han demostrado los economistas Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson, galardonados con el Premio Nobel de Economía,los ataques autoritarios a las instituciones se asocian con un crecimiento más bajo.
Otro estudio publicado en la Harvard Business Review por Roberto Stefan Foa y Rachel Kleinfeld afirma que "lejos de aumentar la riqueza del sector privado, descubrimos que los rendimientos de la renta variable con los populistas de derecha suelen ser deprimentes". Más concretamente, "su rendimiento es inferior al de los índices de referencia en aproximadamente un 25% durante el primer mandato, y en un 50% al cabo de una década". Es decir, los líderes de derecha causan más daño a la economía cuanto más tiempo permanecen en el poder.
¿Sucederá esto en Estados Unidos? Puede que no: Yarvin cree que la "revolución" populista de Trump se tambalea ahora, al dar marcha atrás en algunas amenazas. "Cualquier administración alcanza su máximo poder y energía nada más entrar. Ahora está perdiendo ímpetu". Pero el mero hecho de que circulen ideas descabelladas muestra cómo se están socavando las instituciones. O dicho sin rodeos: los ataques a Powell son sólo una señal de un asalto mayor a las normas del mercado financiero. No espere que esto se detenga en la Fed.



