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Trust the process. En la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, Alberto Fernández retomó el slogan que popularizaron los Philadelphia 76ers en la NBA para justificar la seguidilla de derrotas en función de un objetivo ordenador y superador.
"Hay que confiar en el proceso de crecimiento", dijo el Presidente, que sin embargo dejó pocas señales sobre ese proceso para el rumbo económico de un 2023 que, en definitiva, recién empieza.
El presidente reconoció que la inflación es alta y defendió las medidas que viene tomando el equipo de Sergio Massa, quien lo seguía desde uno de los palcos del Congreso. Y aseguró que se busca evitar que haya un mayor impacto en la pobreza aunque los economistas anticipan que el próximo mes se conocerá un mal número, cerca de un 38% y con la particularidad de la suba en un año de crecimiento.
Los datos oficiales -esos que según Fernández la prensa no destaca- hablan de 15 meses de recuperación interanual de la actividad industrial, aunque también las cifras marcan la tendencia al estancamiento desde fines del año pasado. Mientras el JP Morgan prevé un "aterrizaje forzoso", la proyección recién salida del horno de Fitch marca que el avance del PBI este año será de sólo el 0,3%.

Que ni Massa ni Fernández "necesiten que el FMI les diga que se necesita avanzar con el ordenamiento fiscal" contrasta, sin embargo, con la presión que ejerce el kirchnerismo para abrir la billetera en el año electoral. El Presidente destacó las subas de jubilaciones -con énfasis en la mínima- pero no pudo decir que los salarios le ganaron a la inflación, eso que la vicepresidenta Cristina Kirchner, sentada protocolarmente a su lado en la apertura de sesiones, había marcado como condición fundamental.
controles a importaciones
Lo que explicitó el mandatario es que seguirán los controles porque no hay dólares. "No necesitamos que el FMI diga que hay que aumentar las exportaciones", aseguró en medio de la expectativa por la sequía, que puede representar unos u$s 20.000 millones menos. "En materia de importaciones, llevamos adelante una administración de un bien escaso que son las divisas", dijo, algo que los empresarios refrendan a diario mientras miran el Sistema Malvina para ver si se aprobó la SIRA.
La gran apuesta sigue siendo Vaca Muerta. Confiar en el proceso y esperar que después de mitad de año -cuando esté terminado el gasoducto, reconfirmó Fernández- empiecen a aumentar las exportaciones de gas y petróleo por los próximos años, junto con las inversiones para la transición energética hacia energías más limpias.

leyes pendientes y blanqueo
Los proyectos para llegar no estuvieron en el discurso del presidente, salvo contadas excepciones pendientes como la ley de biotecnología, algunas apuestas por leyes más verdes como la de envases o la de bienestar animal. Y hubo ausentes, como el promocionado blanqueo para quienes tienen cuentas sin declarar en el exterior -con la mira en el FATCA firmado con Estados Unidos- que todavía no entró al Congreso.
Hubo guiños para la producción con la mención de la obra del Canal Magdalena o la promesa del plan Constructoras pero nadie espera mucha actividad en el Congreso en medio de la contienda electoral.
Las propuestas económicas hoy descansan sobre los hombros de Massa y su equipo, aunque también encuentra dificultades, con el objetivo de desacelerar la inflación que no fue como principal condicionante y negociaciones con el FMI más duras de lo previsto, aunque el Fondo está dispuesta a no entorpecer este año.
La restricción externa, con sus cepos y SIRAs siguen dominando a la macro con un escenario interno de precios altos y pobreza, con alta informalidad laboral y salarios atrasados.
"Hay que poner el carro en marcha para que se acomoden los melones", suelen repetir los funcionarios del Gobierno, una versión más local del trust the process de los Sixers. Pero en un año electoral, a medida que aumenta la ansiedad, la gran pregunta es si los propios están dispuestos a confiar en el proceso.




