La mutación libertaria: de un put (seguro) desesperado hacia un acelerador formidablemente optimista. Muchos analistas parecen ignorar el acelerador que implica tener detrás al Tesoro norteamericano y a los grandes bancos de Estados Unidos.
Antes de las elecciones, este concepto representaba un put ante el riesgo del retorno del populismo, pero con el formidable éxito libertario en los comicios recientes, dicho concepto se transformó en un potencial acelerador muy poderoso.
La curva hard dólar de bonos soberanos podría comprimir spreads mucho más rápido bajo este acelerador. Lo mejor de este gobierno libertario serán los segundos dos años de gestión.
A pesar de que a muchos economistas o políticos liberales les pese, el actual gobierno se encamina a culminar sus primeros cuatro años, y probablemente iniciar otros cuatro adicionales, como una de las gestiones más destacadas de la República desde 1810.
En este contexto, se hace posible algo impensado: Argentina podría ser próspera nuevamente, libre de populismo, uno que la empobreció sistemáticamente beneficiando a un pequeño grupo de prebendarios.
A pesar de este contexto muy favorable desde lo político, es imposible que Argentina pueda rendir 6% por fundamentos, pero la formidable victoria libertaria cambió rotundamente el escenario, lo cual es una excelente noticia para la renta fija argentina.

Esto se suma a una ortodoxia monetaria y fiscal que también refuerza la confianza en los mercados. Sin embargo, por más sólidos que sean los fundamentos, no son suficientes para que Argentina rinda 6% en el corto plazo, lo cual es clave para poder renovar vencimientos a tasas razonables.
Argentina, por sí sola y a pesar de una excelente gestión macroeconómica, no alcanza todavía. La herencia populista es demasiado densa como para revertirla en solo dos años. Y aquí aparece el concepto del acelerador: la presencia del Tesoro norteamericano probablemente lo cambie todo, y muy rápido.
De esta manera, y de la mano del actual gobierno libertario, Argentina retorna al modelo exportador que nunca debió haber abandonado.
Pero ahora las exportaciones no dependerán solamente del campo, sino que se suman dos motores adicionales y sumamente explosivos: la minería y la energía.
El crecimiento de la economía argentina vendrá impulsado por un formidable salto exportador que complementaría al campo y lo liberaría de la carga de ser el único sector productivo con el karma de subsidiar al resto.
Las industrias tradicionales del mercado interno pasarán probablemente a un segundo plano de relevancia estratégica. Para sobrevivir, estas industrias deberán necesariamente adecuarse a un nuevo contexto competitivo.
En la medida en que progresen los meses, el país continuará desregulándose y abriéndose al mundo. Como en todo cambio de modelo, habrá sectores que crecerán explosivamente y otros que sucumbirán.
En el modelo populista anterior, por ejemplo, muchas empresas que necesitaban insumos del exterior claudicaron por el cerramiento económico y desaparecieron, mientras crecían los negocios prebendarios. Ahora, el modelo libertario propone un giro extremo a esa forma de hacer economía en la Argentina.
En este nuevo modelo exportador, el crecimiento de la mano del campo, la energía y la minería será explosivo, y la mayoría de los argentinos se beneficiará con las externalidades de dicho modelo.

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No se opongan al concepto: por el contrario, abrácenlo, disfrútenlo y capitalicen ganancias con él. Las consecuencias del modelo libertario con claro sesgo exportador basado en agro, energía y minería son contundentes.
Pierden unos miles de prebendarios que se beneficiaron por décadas de una economía cerrada, devaluada y estancada. Ganan millones de argentinos que se perjudicaron por décadas de una economía cerrada, devaluada y estancada. La libertad y la apertura comercial hacen ricos a los pueblos.
Abracen a la libertad, no le teman. Súbanse a este tsunami libertario en el que gana la mayoría de los argentinos. Nuestra nación será próspera nuevamente, lo cual permite decirle adiós al fracaso como escenario base y atrevernos a ser exitosos como lo éramos antes de 1945.
En este contexto, se nos viene la segunda etapa macroeconómica del gobierno libertario. El equipo económico enfrió a la economía durante dos años con el objetivo de aniquilar a la inflación, es imposible desinflacionar sin enfriar.
La buena noticia es que dicho objetivo ya fue cumplido: la inflación convergerá sola hacia 0% fruto de una dinámica autogenerada basada en ortodoxia monetaria y fiscal.
Entonces, desde ahora, comienza la segunda etapa. En los próximos dos años se espera un fuerte rebote de la economía real argentina.
El apoyo de Estados Unidos actuará como un acelerador de dicha recuperación, pero, además, otro impulsor probable será la reactivación de la economía china, prevista para 2026.
No parece casualidad que la soja haya tenido un salto vertical reciente. Todos los planetas comienzan a alinearse para que este gobierno libertario llegue a las presidenciales de 2027 con una economía en clara desinflación y en pleno crecimiento, aspecto que lejos está de ser desconectado por el Merval.






